La es una de las enfermedades más temidas dentro del amplio espectro de amenazas a la salud humana; su fama se debe a la falta de cura. En esta primera entrega para conoceremos algunos casos y medidas que se tomaron en la primera mitad del siglo pasado para aminorar su daño en México.

La manifestación de rabia tarda días o meses en ocurrir y comienza con debilidad, fiebre, dolor de cabeza intenso, confusión mental, agresividad y la inconfundible hidrofobia o miedo al agua, hasta que el daño cerebral termina con el paciente. Cuando aparecen los síntomas, los medicamentos sólo son paliativos.

El RABV es el virus de la familia Rhabdoviridae que provoca la rabia. Desde hace más de un siglo existe la vacuna contra sus efectos, pero la incertidumbre frente a esta enfermedad persiste, a pesar de los constantes avances médicos y científicos.

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Los perros callejeros son los más susceptibles al contagio de enfermedades, convirtiéndose en los más comunes transmisores del virus de la rabia hacia los humanos. La vacuna Pasteur y sus variantes garantizan una barrera contra el desarrollo de síntomas rabiosos, pero los animales no siempre tuvieron acceso a la inmunización. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Los perros callejeros son los más susceptibles al contagio de enfermedades, convirtiéndose en los más comunes transmisores del virus de la rabia hacia los humanos. La vacuna Pasteur y sus variantes garantizan una barrera contra el desarrollo de síntomas rabiosos, pero los animales no siempre tuvieron acceso a la inmunización. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

Casos aumentaron por ignorancia y prejuicios

La rabia se identificó en México desde el siglo XVIII, en poblaciones de zorros, perros y vampiros; después se visualizó en otros de talla chica y mediana. Durante esos años, la poca distribución poblacional mantuvo al mínimo el contacto con animales silvestres y su enfermedades.

La amenaza aumentó con el desarrollo de ocupación territorial, pues nos acercamos a espacios y seres desconocidos. En palabras de Jorge Galindo-González y Rodrigo Medellín, en su texto “Murciélagos y COVID-19”: “lo mejor es no tocar animales silvestres y tampoco domésticos que no sean conocidos".

Las especies domesticadas más afectadas fueron gatos, ganado y, sobre todo, perros. Así entró la rabia a comunidades humanas.

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En el siglo XX se reportaron crecientes infecciones del patógeno en ciudadanos; EL UNIVERSAL informó de muertes y exposiciones al virus, sobre todo por contacto perro-humano.

Este diario dio a conocer en su edición del 15 de septiembre de 1917 que un canino rabioso mordió a una menor en el tórax. Los familiares tardaron 12 días en canalizar a la niña a un centro de salud y el tratamiento fracasó por la avanzada presencia de síntomas.

El 7 de abril de 1918, Veracruz reportó una epidemia del patógeno en canes, motivada por ; el gobierno local advirtió que sacrificaría a perros sueltos y a aquellos que no portaran el bozal obligatorio, aunque tuvieran dueño.

Por esas décadas se denunció escasez de suero antirrábico en clínicas mexicanas, sobre todo en provincia. Individuos que sufrieron mordedura de perro no tuvieron acceso inmediato a la vacunación, lo que puso en riesgo su vida por el incierto avance de la enfermedad.

Estampa de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 8 de julio de 1926. El artículo que la acompañó pronosticó la pronta desaparición de la rabia en el mundo, pues ese año se identificó el patógeno que la provoca. Aún en nuestros días no existe tratamiento seguro que acabe con los síntomas. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Estampa de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 8 de julio de 1926. El artículo que la acompañó pronosticó la pronta desaparición de la rabia en el mundo, pues ese año se identificó el patógeno que la provoca. Aún en nuestros días no existe tratamiento seguro que acabe con los síntomas. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

En su primera plana del 6 de abril de 1933, EL UNIVERSAL informó de la muerte de cuatro integrantes de una familia chihuahuense a causa de rabia; no se confirmó la vía de contagio.

Entrando a la década de los años 60 – una de las etapas más relevantes en el combate contra la rabia –, se supo que un perro infectado atacó al joven Ángel Baeza Nápoles. La noticia de EL UNIVERSAL aquel 18 de febrero de 1966 causó revuelo, pues Baeza se negó al debido a un férreo temor a las inyecciones.

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El primero de noviembre de 1967, este rotativo informó también sobre una crisis en Puebla, donde varios habitantes contrajeron rabia por mordedura de caninos. Denunciaron que no había dosis antirrábicas para inmunizar a sus mascotas, lo que devino en contagios.

Las autoridades poblanas controlaron la emergencia, aunque un joven con síntomas avanzados escapó de su casa con rumbo a la sierra y nunca se localizó.

Hubo numerosos casos de negligencia ante la exposición al virus. A pesar de existir advertencias para atender cualquier sospecha de rabia, algunos afectados murieron por no buscar asistencia médica o por la falta de insumos en centros de salud.

En la primera imagen, aparece un llamado de EL UNIVERSAL, publicado el 16 de enero de 1966, para atender sospechas de rabia; para 1967 hubo 33 mil casos por mordedura de perro, pero sólo mil 300 de esos canes tenían el patógeno. En la segunda imagen, una caricatura de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 3 de julio de 1926, el lado "cómico" que advierte del peligro al contagio. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.
En la primera imagen, aparece un llamado de EL UNIVERSAL, publicado el 16 de enero de 1966, para atender sospechas de rabia; para 1967 hubo 33 mil casos por mordedura de perro, pero sólo mil 300 de esos canes tenían el patógeno. En la segunda imagen, una caricatura de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 3 de julio de 1926, el lado "cómico" que advierte del peligro al contagio. Foto: Hemeroteca EL UNIVERSAL.

También existió una marcada ignorancia sobre el patógeno y la vacunación canina. Es obligación de los dueños de animales de compañía completar el esquema preventivo de sus mascotas, pero en el siglo pasado, la vacuna contra la rabia se consideró sólo para “perros corrientes” o “notoriamente pobres”, según un artículo de este diario del 26 de febrero de 1922.

Algunos dueños temían que la inyección contagiara a su mascota con la enfermedad, o consideraban que sus “finos” animales no requerían de la protección, así aumentaron los casos.

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Los 50 y 60, décadas de crisis sanitaria

De acuerdo con datos de la extinta Dirección General de Estadística, en 1939 se contabilizaron 31 muertes humanas por este virus y la tendencia fue al alza. Para 1952, ya eran 72 fallecimientos.

En los 60, los contagios en México evidenciaron una crisis sanitaria importante, pero con grandes oportunidades para contenerse. Para 1966, había más de 42 millones de mexicanos, y apenas 4 millones de perros, siendo una población accesible de controlar y .

1965 fue el año con más casos caninos, pues se identificó a mil 454 ejemplares enfermos. Según laboratorios para el diagnóstico de la rabia, entre 1963 y 1966 hubo 4 mil 832 contagios en canes.

Una capitalina entrega a “Muñeca” a un empleado del Centro Antirrábico, mientras los canes del camión observan a otro desafortunado. El animal había recibido una mordida de un perro rabioso; no se supo si las autoridades vacunaron a “Muñeca” o si la sacrificaron, pues ningún vecino era su dueño. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Una capitalina entrega a “Muñeca” a un empleado del Centro Antirrábico, mientras los canes del camión observan a otro desafortunado. El animal había recibido una mordida de un perro rabioso; no se supo si las autoridades vacunaron a “Muñeca” o si la sacrificaron, pues ningún vecino era su dueño. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

Durante ese periodo, 600 mil perros recibieron la . En contraste, se sacrificó a más de 300 mil; muchos eran callejeros, no necesariamente contagiados.

La localidad que más actuó contra la rabia fue el entonces Distrito Federal, pues dio muerte a más de 40 mil perros en la década de los 60 y vacunó a 321 mil canes.

Al tratarse de una enfermedad tan compleja y en aumento en todos los continentes, para 1967 se realizó el Primer Seminario Internacional sobre la Rabia para las Américas. El encuentro se fue en Argentina y México tuvo una participación muy activa.

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Los representantes nacionales expusieron que nuestro país tuvo 90 fallecimientos humanos por rabia en 1964. La Dirección General de Estadística tuvo otros datos, pues sólo identificó 90 casos generales en humanos para ese año, entre muertos y recuperados.

El control de la información no da una vista clara de qué tan elevados eran los contagios por rabia en territorio mexicano, pero todas las fuentes confirmaron que más del 90% de casos fueron por contacto perro-humano.

También se reportó la pérdida de millones de cabezas de ganado bovino, por la cercanía con murciélagos y vampiros portadores de la enfermedad.

Cartel de la campaña de vacunación canina en los años 60, para combatir los contagios en humanos por interacción o ataque de perro. La entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia comenzó con la inmunización masiva de canes, aunque no profundizó en otros métodos de cuidado animal, como la esterilización y adopción. Foto: Secretaría de Salud.
Cartel de la campaña de vacunación canina en los años 60, para combatir los contagios en humanos por interacción o ataque de perro. La entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia comenzó con la inmunización masiva de canes, aunque no profundizó en otros métodos de cuidado animal, como la esterilización y adopción. Foto: Secretaría de Salud.

La rabia, hasta hoy, sigue siendo mortal

En la década de 1830, algunos periódicos internacionales publicaron una supuesta cura contra la rabia. Quien la “descubrió” fue el doctor francés Buisson, pues él sufría la enfermedad y logró sobrevivir gracias a baños de vapor.

El tratamiento implicó someter al enfermo a altas temperaturas para sudar y “expulsar” los microbios; y no se limitó a la rabia, pues propuso remediar el cólera, la fiebre amarilla y cualquier enfermedad que pudiera “sudarse”.

Según una investigación hemerográfica de la , el diario literario Minerva – impreso en el Área Metropolitana en 1834 – reportó esta “cura”, pero no sabe si el procedimiento se aplicó en México.

En Estados Unidos, entre 1834 y 1839, los periódicos The Rhode-Island Republican, Herald of the times, Alexandria Gazette y otros más mostraron la historia de cómo Buisson “encontró” la cura contra el virus, pero no se tuvo más información del médico ni de su tratamiento.

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La verdadera opción contra la rabia vino de los experimentos de Louis Pasteur. El químico y bacteriólogo francés identificó la inmunización contra el patógeno en la década de 1880, a través de una vacuna de .

La fórmula Pasteur – con algunas modificaciones – continúa como la única barrera antes de presentar los síntomas.

Desde comienzos del siglo XX, el sistema de salud mexicano difundió la inmunización de animales de compañía contra la rabia, pero no fue una práctica popular en esa época, pues el bozal era más barato para todos.

“¿Sabe usted que poniendo bozal a todos los perros se acabaría con la rabia?” fue una pregunta capciosa en EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 30 de julio de 1931.

Una de las mayores acciones para erradicar la rabia en México implicó capturar y sacrificar a perros callejeros. Durante la primera mitad del siglo XX, miles de ellos murieron antes de que la vacunación antirrábica fuera un hábito entre dueños de mascotas. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Una de las mayores acciones para erradicar la rabia en México implicó capturar y sacrificar a perros callejeros. Durante la primera mitad del siglo XX, miles de ellos murieron antes de que la vacunación antirrábica fuera un hábito entre dueños de mascotas. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

Entre 1900 y 1940, era común “tratar” con un bozal a los animales domésticos, incluso a los infectados de rabia, pero no se impedía su muerte ni disminuyó el contagio humano.

El 23 de marzo de 1950, EL UNIVERSAL reportó que “la indolencia y la todavía persistente ignorancia colectiva” sobre el virus permitieron que varios infectados murieran por los incontrolables síntomas.

Especialistas mexicanos comentaron en el Seminario sobre la Rabia en las Américas que, tras la capacitación y vacunación contra la rabia, aumentaron los casos positivos y también el número de personas que acudieron al antirrábico para solicitar tratamiento por contacto o mordida.

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Para 1967, año del encuentro internacional sobre la rabia, ya se conocía mejor la enfermedad y la población quiso evitar sus efectos letales, así que acudía a las instituciones de salud ante cualquier amenaza del patógeno.

Eso “ayudó” al aumento en contagios, pues en otros tiempos, los infectados desconocían su diagnóstico y morían sin notificar a las autoridades.

En 1969, los gobiernos estatales ofrecieron cursos especiales para empleados de centros antirrábicos. También se invitó a la población en general a conocer los efectos y prevención de la rabia.

Empleados de salubridad recorrían varias localidades para vacunar a caninos contra la rabia. Según un artículo de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 14 de noviembre de 1935, la disponibilidad de fármacos de manejo peligroso se restringió durante los primeros años del siglo XX, y la vacuna contra la rabia era uno de esos insumos. Se supo de individuos que viajaron desde lugares remotos hasta la capital sólo para ser vacunados contra el virus. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Juan Carlos Buenrostro.
Empleados de salubridad recorrían varias localidades para vacunar a caninos contra la rabia. Según un artículo de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 14 de noviembre de 1935, la disponibilidad de fármacos de manejo peligroso se restringió durante los primeros años del siglo XX, y la vacuna contra la rabia era uno de esos insumos. Se supo de individuos que viajaron desde lugares remotos hasta la capital sólo para ser vacunados contra el virus. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Juan Carlos Buenrostro.

En la actualidad, el virus sigue siendo mortal en casi todos los casos con síntomas expresados. Los testimonios de pacientes sobrevivientes a la enfermedad avanzada no aseguran una cura viable para el 100% de los enfermos.

El caso más popular sobre cura de síntomas rabiosos surgió en Wisconsin, Estados Unidos. En 2004, una adolescente contrajo rabia por mordida de murciélago y no se vacunó contra el virus. Una semanas después, presentó los signos de la enfermedad.

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Se le aplicó un tratamiento experimental: inducirle a coma y proporcionarle antirretrovirales para que su sistema inmunológico tuviera posibilidad de combatir al patógeno, sin comprometer las funciones cerebrales. Varios meses después, la joven estuvo libre de rabia.

Ese procedimiento, llamado “protocolo Milwaukee”, no se considera como cura confirmada para el avance de síntomas; sin embargo, la vacunación previa al daño continúa como la mejor defensa.

En la siguiente entrega, conoceremos algunas campañas, entre ellas películas del cine nacional con primeros actores, que pretendieron crear consciencia entre la población para combatir la rabia en nuestro país, así como la otra cara de la moneda: los sacrificios caninos para detener al patógeno.

Los avances clínicos en la prevención de la rabia ayudaron a la salud humana y canina. Los sacrificios de perros eran la principal medida para evitarla durante la primera mitad del siglo XX, pero la vacunación salvó a muchos canes de ese final. Foto: Mediateca INAH.
Los avances clínicos en la prevención de la rabia ayudaron a la salud humana y canina. Los sacrificios de perros eran la principal medida para evitarla durante la primera mitad del siglo XX, pero la vacunación salvó a muchos canes de ese final. Foto: Mediateca INAH.
  • Fuentes:
  • Hemeroteca EL UNIVERSAL
  • Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, (CDC) – Página Web
  • Química.es - Página Web
  • Librería del Congreso de Estados Unidos – Página Web
  • Correa, P. (1981). La rabia, manifestaciones clínicas, transmisión, prevención y tratamiento. En Clínica Veterinaria.
  • Galindo-González, J. y Medellín, R. (2021). Los murciélagos y la COVID-19, una injusta historia. En CIENCIA ergo-sum.
  • Gudiño, M. (2012). Un recorrido por el acervo filmográfico de la Secretaría de Salud de México. En História, Ciências, Saúde.
  • Montfort, R. (coord.) (2010). Cien Años de prevención y promoción de la Salud Pública en México. 1910-2010. Secretaría de Salud.
  • Neri, R. (1996). Una nota curiosa acerca de la rabia en México, en el siglo XIX. En Revista De La Facultad De Medicina.
  • Organización Panamericana de la Salud. (2004). Eliminación de la rabia humana transmitida por perros en América Latina.
  • Organización Panamericana de la Salud. (1967). Primer Seminario Internacional Sobre Rabia para las Américas.
  • Schneider, M. & Santos-Burgoa, C. (1994). Tratamiento contra la rabia humana: un poco de su historia.
  • Secretaría de Salud. (1999). Guía para la atención médica y antirrábica de la persona expuesta al virus de la rabia.
  • Vilchis, J. & Fernández de Castro, D. & Cárdenas, J. (1966). La rabia en México. En Salud Pública de México.
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