Finalmente se ha firmado un cese al fuego en Medio Oriente. Se trata de una tregua temporal de 60 días, y relativa a una de las arenas específicas de conflicto, la de Líbano, no en Gaza. Sin embargo, no es una noticia menor. Hezbollah, aliada de Irán, e Israel han peleado desde el 8 de octubre del 2023 cuando la milicia libanesa decidió sumarse a la lucha de Hamás. En un principio, la confrontación entre Hezbollah e Israel fue limitada, pero con los meses, ésta fue ascendiendo hasta convertirse en una guerra de mayor escala. Israel intensificó sus bombardeos e incursionó en Líbano, eliminó a buena parte del liderazgo de esa agrupación, y ha conseguido degradar sus capacidades de combate. No obstante, Hezbollah, Irán y otros aliados han golpeado a Israel de otras formas. Así que, por ahora, un cese al fuego parece convenir a todas las partes. Pero ¿durará? A continuación, algunos de los factores y consideraciones que influyeron en la decisión de ambos actores, así como una evaluación acerca de lo que estamos viendo para la región en los meses que vienen.

1. El factor Trump. Como hemos comentado, hoy por hoy, todas las negociaciones, conversaciones y decisiones que se están tomando al respecto de asuntos internacionales, están pasando por proyectar lo que se espera una vez que Trump asuma la presidencia de EU. En el caso específico de Israel, Trump era, sin duda alguna, el candidato favorito de Netanyahu no solo por el respaldo que ese presidente brindará a ese primer ministro en muchísimos aspectos, sino porque también se espera que Trump intentará activar varios procesos de negociación para Medio Oriente en los cuales intentará favorecer la posición de Netanyahu y su coalición. Esto, por cierto, no implica que Trump tendrá éxito en todas esas negociaciones, pero es probable que el primer ministro israelí haya querido facilitar las cosas al presidente entrante en uno de los frentes. Así que podemos leer una relativa flexibilización de la postura de Netanyahu (incluso ante la molestia de varios de sus socios en la coalición de gobierno) en cuanto al Líbano, como una especie de regalo de bienvenida a Trump. Obviamente ese no es el único factor, pero sí contó.

2. No obstante, al final del camino fue Biden quien logra sellar este acuerdo y también es un hecho que el presidente saliente ejerció una presión sobre Netanyahu que fue relativamente superior a la de otros momentos, a fin de lograr que ese primer ministro domara la oposición que había en su gabinete. Acá sin duda también contó la presión de Macron, probablemente aunada a algunos ofrecimientos. No olvidemos que apenas hace unos días, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant, y lo que observamos—que no puede ser casualidad—es la suavización de la postura de Francia al respecto del cumplimiento de esas órdenes de arresto justo al día siguiente de la firma del cese al fuego entre Israel y Hezbollah.

3. Más allá de esos factores externos, el liderazgo militar israelí había comunicado a Netanyahu hace varias semanas que sus objetivos militares ya se habían cumplido, y que buscar ampliar las metas de esa operación no tenía sentido en este momento. Israel consiguió asestar un número de golpes mayores contra Hezbollah y al final del camino, está logrando que, por lo menos de manera temporal, esa agrupación se repliegue hacia el norte. Por otro lado, hay que considerar que el ejército israelí lleva más de un año peleando en varios frentes; hay un agotamiento de las reservas y de la sociedad, por no mencionar la escasez de municiones y armamento, además de otros impactos. Por ejemplo, la suma de civiles muertos en Líbano solo estaba creciendo sin parar, y, por tanto, prolongar el enfrentamiento en esa arena, iba a producir un incluso mayor costo político para Israel. Todo esto también contó.

4. Desde la perspectiva de Hezbollah y sobre todo de Irán su aliado mayor, era ya necesario detener las hostilidades, absorber los muchos golpes recibidos, y usar los siguientes meses para recuperarse, recomponerse, y rediseñar su estrategia contra Israel. Al final, Irán y sus aliados pelean una guerra de largo plazo contra ese país. Lo más indispensable para Teherán era rescatar a Hezbollah, asegurar que mantenga una posición material y política en Líbano, y dar tiempo para seguir la larga guerra contra su acérrimo enemigo.

5. Desde la visión iraní, Israel ha conseguido un importante número de victorias materiales en contra de sus aliadas (Hamás, Hezbollah y la Jihad Islámica), pero también ha sufrido una brutal derrota en el plano inmaterial (lo simbólico, lo psicológico, lo diplomático y lo político). La posición de Israel en el mundo no es la misma que antes de esta guerra. Ese país ha sido exitosamente aislado en muchos rubros. Está teniendo que enfrentar casos tanto en la Corte Internacional de Justicia como en la Corte Penal Internacional que ya ha emitido órdenes de arresto contra su primer ministro y su exministro de defensa (y no necesariamente son las últimas). Con ello, Israel podría enfrentar sanciones que probablemente llegarán en cadena. Sobre todo, el respaldo a Jerusalem se encuentra completamente fracturado entre varios aliados de EU, incluidos miembros y no miembros de la OTAN. Todo esto, sin mencionar el daño a su economía, el agotamiento moral de la sociedad, entre muchos golpes más que Israel ha sufrido.

6. Con todo lo anterior en mente, Irán decidió presionar al actual liderazgo de Hezbollah para abandonar su demanda mayor: la unión de las arenas Gaza-Líbano. Hasta antes de este último acuerdo, Hezbollah no estaba dispuesta a negociar nada con Israel si antes no se producía un cese al fuego en Gaza. Al efectuar esta concesión mayor, Irán y Hezbollah han retirado a Hamás y a la Jihad Islámica una de sus mayores cartas de negociación en aras de pensar hacia el largo plazo.

7. En ese sentido, en teoría, podríamos esperar que el cese al fuego en Líbano perdure más allá de los 60 días estipulados. Sobra decir que no hay nada escrito. Las tropas israelíes siguen físicamente en Líbano, y cualquier cosa puede suceder que rompa la tregua. No obstante, por lo que parece, sí está en el interés tanto de Israel como de Hezbollah, pausar por ahora sus hostilidades, dirigir su atención hacia otras arenas, y prepararse para la siguiente ronda de lucha que puede venir eventualmente o incluso en años. La realidad es que, mientras la situación estructural tanto en Líbano como en el conflicto Palestina-Israel no se resuelva, las condiciones existen para futuros enfrentamientos entre estos actores. Pero por ahora, Irán hará todo lo posible por calmar las aguas.

8. Esto nos lleva al otro frente: Israel-Irán. Supuestamente estamos a la espera de una nueva represalia de Irán contra Israel, tras el ataque israelí contra Irán de octubre. Sin embargo, Irán parece estar valorando seriamente el suspender esa represalia ante la posibilidad de establecer negociaciones con Trump. Desde la perspectiva del nuevo presidente iraní (y con el aval del Ayatola Khamenei), las negociaciones no solo son necesarias para conseguir un buen alivio de sanciones, sino que en la medida en que se logren acuerdos con alguien como Trump, ello garantizará esos acuerdos persistan hacia el futuro.

9. No obstante, las posibilidades de éxito de dichas negociaciones son limitadas. Aunque de esto hablaremos en su momento, solo comentar que Trump no podría negociar un peor acuerdo con Irán que el que firmó Obama, pues la razón de haber abandonado ese pacto estaba justamente en factores no incluidos en el acuerdo como el proyecto de misiles de Teherán y su respaldo a un amplio eje de milicias regionales. No es imposible, pero parece poco probable que Trump obtenga de Teherán tantas concesiones, considerando que hoy la colaboración entre Irán, Rusia y China es mucho mayor que cuando Trump abandonó la presidencia.

10. Por tanto, podemos asumir que Irán no abandonará del todo su idea de atacar a Israel eventualmente, pero lo hará una vez que haya evaluado bien la situación que viene y las posibilidades de éxito de otras estrategias.

11. Otros frentes relacionados con Irán van corriendo su propio curso. Solo como ejemplo, considere que los houthies—aliados de Irán en Yemen, quienes combaten contra Israel, EU y RU al mismo tiempo—han llamado a escalar la guerra contra Israel. En otro sentido, según el Financial Times, los houthies están ya reclutando miles de combatientes para asistir a Rusia en su guerra contra Ucrania. Este frente no parece tender a calmarse pronto, así como varios más.

12. La situación más delicada es sin duda la que persiste en Gaza. También de ello escribiremos un texto aparte. Solo señalar que el haber logrado el cese al fuego en Líbano, no parece, hasta este momento, estarse encadenando de manera inmediata con un cese al fuego en la franja. Hay reportes divergentes al respecto. Algunos de ellos indican que Irán sí estima que sí es viable una negociación favorable para Hamás bajo estas nuevas circunstancias. Pero hay muchos otros que señalan que la agrupación palestina sigue manteniendo sus demandas mayores para liberar a los 101 rehenes israelíes, las cuales implican un cese total y permanente de hostilidades y el repliegue israelí completo de Gaza. Ello implicaría la supervivencia de esa organización como centro de poder en la franja, algo que va directamente en contra de las metas que Netanyahu ha expresado para finalizar la guerra.

13. Pero más allá de Netanyahu, la dirigencia de Hamás se mantiene cómoda con la situación actual. Estamos hablando de un movimiento extremista, un grupo de resistencia, cuyas tácticas terroristas empleadas el 7 de octubre, buscaron generar efectos psicológicos y políticos de largo plazo. De acuerdo con un importante número declaraciones del liderazgo de Hamás, en su visión, el monto de víctimas civiles y la crisis humanitaria que se ha producido en Gaza, eran males necesarios para un bien mayor. No solo Israel se encuentra aislado y golpeado en lo económico, lo diplomático y lo político, como dije arriba, sino que mientras más días pasan en los que Israel mantiene sus operaciones en Gaza con un altísimo costo para las vidas civiles de la franja, sigue acumulando cargos y costos por sus acciones. Esto es evidente, a la hora de negociar: las demandas de Hamás siguen siendo maximalistas. Su lucha no es, nunca ha sido, una guerra de pares en la que lo que importa es cuántos combatientes, misiles o bases perdieron. Además de dañar a Israel en los rubros que señalo, su popularidad entre la población palestina, árabe y musulmana ha crecido enormemente.

En resumen, el cese al fuego en Líbano es bienvenido y es de esperarse que los actores mayores harán lo posible por mantener ese cese al fuego más allá de los 60 días, dado que parece estar en el interés de todas las partes el hacerlo así. Esto no significa, sin embargo, un cese al fuego en automático en otros frentes como Gaza, ni tampoco que las situaciones de fondo hayan quedado resueltas. Lo seguiremos observando.

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