Antes de continuar con el análisis del conflicto actual, solo recordar que el objetivo de estos textos no está en discutir cuestiones históricas que han sido ya ampliamente dialogadas e incluso negociadas entre las partes. A pesar de las dificultades de esas negociaciones, hay una fórmula que ha sido el resultado de los avances que sí han existido, y en la cual, incluso con todos los enfrentamientos y pasos para atrás experimentados, cree la mayoría de las poblaciones, tanto en Israel como en Palestina: la fórmula de dos estados para dos pueblos, viviendo en condiciones de paz, seguridad, bienestar, respeto a los derechos y garantía de oportunidades, uno al lado del otro. Existen por supuesto posiciones extremas en ambos bandos que no defienden esa fórmula y que por tanto suponen la negación de los derechos nacionales de la otra parte. Esos extremos son los que han estancado y vulnerado los avances que sí llegaron a existir. En otro momento podemos entrar más al fondo de esa discusión, pero como dije, las preguntas a resolver con la serie de textos que en este espacio estamos compartiendo van mucho más en el sentido de preguntarnos: A pesar de esos factores estructurales existentes: ¿por qué esto ocurre ahora? ¿en qué se diferencia la situación actual de otras situaciones semejantes en el pasado? ¿qué es lo que cambia esta vez, por qué cambia y cómo afecta el desarrollo de los eventos que estamos viendo? ¿cómo están evolucionando las cosas y hacia donde camina el conflicto actual?

Ahí nos enfocamos, recordando que este es un texto de seguimiento. Si no ha leído el anterior en el que colocamos elementos de contexto, este artículo se verá incompleto. Sugiero entrar en esta liga para ello:

Factores que causaron brecha de seguridad en Israel

Un texto de Yaniv Kubovich y Jonathan Lis (Haaretz, 2023) mencionan varios factores que contribuyeron a que las defensas de Israel fueron incapaces de detener el asalto de Hamas y la Jihad Islámica, los sintetizo de la siguiente manera:

1. Las fuerzas de seguridad israelíes subestimaron la amenaza de Hamás y la Jihad islámica. La evaluación constante que se hacía era que Hamás no estaba por ahora interesada en un conflicto armado con Israel.

2. Esto ocasionó que Israel moviera un gran número de tropas desde la zona de Gaza hacia la zona de Cisjordania en donde se estimaba que había una amenaza mayor, lo que dejó el frente sur altamente descubierto.

3. Una vez desatados los hechos del 7 de octubre, las Fuerzas de defensa de Israel (IDF por sus siglas en inglés) reaccionaron lentamente pues tardaron en comprender la magnitud del evento que ocurría lo que, sumado a la carencia de tropas en la zona, fue fatal.

4. Luego, indican los autores, hubo preparativos defectuosos para el transporte de tropas: A pesar de la movilización urgente de miles de fuerzas regulares y de reserva, no hubo una preparación adecuada para su transporte.

5. Esperas prolongadas en los puntos de reunión: Después de llegar a los puntos de reunión, muchos combatientes esperaron durante muchas horas, a pesar de la presencia de terroristas en las áreas circundantes.

De la fase de shock a la ofensiva israelí

Pasada la conmoción inicial por los ataques de Hamás, Israel ha comenzado a tomar el control de las zonas afectadas. No obstante, el país tiene que lidiar con factores como estos:

1. Hamás y la Jihad Islámica han seguido intentando infiltrar militantes a territorio israelí por cielo, por tierra, por mar y por túneles subterráneos. En la mayor parte de los casos, no han tenido éxito, pero en algunos sí. Por tanto, esta es una amenaza permanente para Israel.

2. Las organizaciones de Gaza consiguieron secuestrar y llevar a la franja a decenas de rehenes, se estiman 150, entre los que hay decenas de nacionales extranjeros (incluidas dos personas de México).

3. Israel ha pasado ya a una fase ofensiva. Su objetivo, como explicamos en el último texto, es, en principio, golpear las capacidades de acción de Hamás y la Jihad Islámica, seguido, de acuerdo con Netanyahu, de su neutralización (lo que no se ve simple). Lo que podemos establecer como un objetivo más realista, quizás, está más en lo que se conoce como guerra cognitiva: generar en la mentalidad de esas organizaciones un golpe tan fuerte, que les lleve a un cambio de cálculo en cuanto a decidir atacar a Israel, mucho menos como lo han hecho.

4. Al margen de que esas metas sean alcanzables o no, lo que podemos prever es que el tamaño de operación que Israel necesita para semejantes objetivos es brutal, y tendrá un costo humano sin precedentes, especialmente en víctimas civiles en Gaza.

5. En cuanto a los rehenes secuestrados, Israel tiene la opción de negociar (ya hay reportes de que Qatar ha estado mediando una negociación para liberar a mujeres retenidas), o la opción de intentar operaciones de rescate. Ninguna de estas es buena para ese país. Hamás cobrará muy caro el precio de los rehenes con los que cuenta, y seguirá acumulando victorias políticas con lo que logre. Del otro lado, sin embargo, una operación de rescate de 150 personas parece francamente inviable. Eso nos lleva al siguiente punto.

6. Israel ha anunciado que viene pronto una incursión terrestre sobre Gaza, algo que era de esperarse frente a la magnitud del shock recibido por los atentados de terror en su contra. Sin embargo, normalmente el ejército israelí tiene grandes dificultades en este tipo de operaciones. Recordemos que no se trata de combates simétricos (ejército contra ejército), sino asimétricos (más al estilo guerrilla). Gaza es, para las fuerzas israelíes, una trampa.

7. Con los meses de preparación que tuvieron para sus ataques, debemos asumir que Hamás y la Jihad Islámica, están esperando a las fuerzas israelíes, con minas, con emboscadas, plantándose además en zonas densamente pobladas (como lo han hecho antes). Esto genera dificultades para los soldados israelíes que han sido bien descritas en sus recuentos a lo largo de los años. Por ejemplo, de pronto reciben disparos cuya fuente no identifican, se ponen a disparar de vuelta por todos lados, y eso eleva el costo en vidas civiles perdidas, además que les coloca en una posición en la que no saben hacia donde avanzar con claridad.

8. Esto, en el pasado, ha ocasionado que Israel detenga sus ofensivas terrestres y se limite a las aéreas que han sido más eficaces en cuanto a golpear a Hamás o a la Jihad Islámica y a sus liderazgos, pero que también son altamente costosas en vidas civiles.

9. Hasta este punto, Israel es internacionalmente percibido como el país atacado (incluso esto se puede detectar en la narrativa de varios de los propios países árabes). Sin embargo, mientras el costo humano de la guerra siga escalando, Israel comenzará a recibir presión política internacional, presión que en el pasado ha pesado para que detenga los bombardeos o sus operaciones terrestres. Esta vez, el gobierno de Netanyahu está mandando señales de que no se detendrá, pero habrá que observarlo, especialmente si lo conectamos con otros factores que abajo indico.

Factor Irán y una guerra multifrontal

1. De acuerdo con un reportaje del WSJ basado en múltiples fuentes, Irán estaría directamente vinculado con la meticulosa planeación e implementación de los ataques del 7 de octubre (cosa que por supuesto, Irán niega). Según el diario, hubo varias reuniones, la última de ellas hace una semana en Beirut, en la que se habría coordinado acciones con cuatro milicias respaldadas por Teherán: Hamás, Hezbollah, Jihad Islámica y el Frente Palestino que opera en Líbano.

2. De confirmarse, esto enlaza la situación del sur israelí con el norte, y abre la posibilidad de una guerra en la que la milicia chiíta de Hezbollah (milicia fundada, armada y financiada por Irán) pudiera involucrarse, lo que complicaría enormemente las cosas para Israel. La última vez que ese país enfrentó a Hezbollah, en 2006, las hostilidades terminaron en un empate, pero las capacidades de esa milicia son hoy muy superiores a las de entonces. El arsenal con el que esa organización cuenta, colocaría a Israel en un estado de shock permanente, y esto nuevamente, atraería a fuerzas israelíes al Líbano para enfrentarse con un territorio en el que no se mueve con holgura, además de también elevar el costo en vidas civiles, ahora de ese país.

3. Hezbollah ha garantizado al gobierno libanés, que no arrastrará a ese país al conflicto. Pero a la vez, están ocurriendo ya incidentes en la frontera entre Israel y Líbano mediante los cuales esa organización parece estar retando al ejercito israelí. La evaluación que se hace es que todo dependerá de la magnitud del asalto israelí sobre Gaza en los días que vienen. Hay muchos factores que políticamente restringen los incentivos para que Hezbollah entre al conflicto, pero también hay otros que sí le incentivan. El estado de debilidad percibida del ejército israelí es enorme y esto podría contar en sus cálculos.

4. Por otro lado, las autoridades estadounidenses se rehúsan a confirmar el involucramiento de Irán en los eventos pues afirman no contar con evidencias que lo sustenten. Es posible, pero lo cierto es que este ya se convirtió en un tema de política interna en EU. Biden está siendo muy criticado por los republicanos a causa de las negociaciones que ha sostenido con Irán, y los más recientes acuerdos en los que se han intercambiado presos y liberado fondos iraníes, pero ahora esto está siendo enlazado con la situación en Israel y Gaza. Según los republicanos, es la laxitud con la que la administración Biden está tratando a Irán, lo que ha permitido que ese país opere con holgura con las milicias que arma, financia y a veces coordina.

Por tanto, es indispensable seguir monitoreando los hechos, ya no solamente por la escalada que estos tendrán en lo local, sino por las repercusiones de un conflicto más amplio, y las implicaciones globales que todo esto podrá tener. Seguiremos escribiendo al respecto.

Internacionalista

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