Hace 28 años ingresé a la entonces DGSCA (Dirección General de Servicios de Cómputo Académico) para sumarme al área de cómputo para niños. Había un pequeño equipo de pedagogas con grandes ideas que aún hoy siguen vigentes: utilizar con fines didácticos las herramientas tecnológicas disponibles y aquellas que se crean especialmente para un fin educativo, bajo la premisa de que se aprende a través de resolver problemas o retos que involucran a los estudiantes en una tarea significativa. Esta idea sustantiva siempre estuvo acompañada de otra igual de relevante: la necesidad de incluir a todos para beneficiarse de lo que la tecnología puede aportar para el aprendizaje. Así, aprendí a proponer cómo utilizarla para que niñas y niños sordos aprendieran programación, matemáticas y español o cómo alfabetizar e integrar a niños en condición de calle a través de estas herramientas.

Durante 12 años investigamos y desarrollamos propuestas didácticas para enseñar matemáticas y español en la educación básica. Creamos proyectos como Matechavos (Matemáticas para el nivel básico) y Chicos y escritores (sitio web interactivo de escritura, en colaboración con el Fondo de Cultura Económica). Formamos docentes y transformamos nuestras propuestas conforme la tecnología cambiaba, siempre sosteniendo que debe ser utilizada en situaciones que nos permitan resolver problemas, aportando algo que no puede resolverse sin ella.

En 2008 me incorporé a la Coordinación h@bitat puma, donde, bajo los mismos principios, promovimos el desarrollo de habilidades digitales en estudiantes y docentes de la UNAM. El equipo pequeño se transformó en uno más nutrido, con otros perfiles profesionales, pero con una pasión compartida: la educación como medio para democratizar el acceso al conocimiento.

La DGSCA se transformó en DGTIC (Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación) y h@bitat puma se convirtió en la Coordinación de Tecnologías para Educación y tuve la oportunidad de estar al frente de un equipo de trabajo maravilloso: los habitantes, en alusión al h@bitat —que nos hizo pensar que las tecnologías digitales deben ser parte cotidiana del quehacer educativo para permitir que todos, pero especialmente aquellos que no han tenido la oportunidad de acceder a ellas, puedan aprovecharlas para aprender y ser parte de la cultura digital–.

La pandemia nos encontró con más de 10 años de trabajo intenso de formación docente para el uso educativo de las tecnologías digitales. En unos meses, lo que nos había llevado años de convencimiento se hizo realidad: no había otra manera de dar continuidad a la educación más que a través de los medios digitales, pero sin perder de vista la desigualdad de acceso a la tecnología que marca a nuestra sociedad y a nuestra comunidad universitaria.

Hoy, al frente de la Dirección de Innovación y Desarrollo Tecnológico, sigo promoviendo el uso racional de las tecnologías digitales convencida de que la educación puede hacer la diferencia y ayudar a construir una sociedad más justa. En la UNAM encontré el espacio para contribuir a hacer realidad esta convicción, porque en la UNAM es posible el encuentro de perspectivas, el debate, la reflexión y la negociación argumentada. La UNAM tiene espacio para todos y todas. Mi agradecimiento a la UNAM y a su Fundación por permitir que para muchos, como para mí, esta sea nuestra casa.

Directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico-DGTIC

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