Tras ganar las elecciones en Italia, Giorgia Meloni se prepara para ser la próxima primera ministra.

Al igual que muchos países occidentales, Italia tiene un panorama político muy fragmentado y un preocupante nivel de cinismo afecta al electorado, en particular a la juventud que representa el futuro de la nación.

En las elecciones nacionales anteriores de Italia en 2018, participó el 74% de los votantes elegibles, que ahora se ha reducido al 64% en la encuesta actual.

Esto subraya la necesidad de que Giorgia Meloni, quien se espera que sea la próxima primera ministra de Italia , revierta esta tendencia tanto como sea posible llegando a todos los italianos y enfocándose en lograr resultados concretos.

En su primer discurso postelectoral, Meloni asumió un tono conciliador y parece haber reconocido la necesidad de llegar a todo el espectro político.

Sin embargo, los italianos comunes en última instancia quieren una acción convincente y no solo una retórica convincente. La volatilidad de la política italiana en los últimos años subraya esta realidad, ya que el apoyo a los partidos ha disminuido y fluido rápidamente.

Fundamentalmente, la realidad del poder y las responsabilidades que conlleva difieren mucho de la retórica de la campaña política.

La impresionante resiliencia de Giorgia Meloni para romper barreras y desafiar las probabilidades de convertirse en la primera mujer ministra de Italia es un logro histórico.

Ahora debe ir más allá y estar a la altura de las circunstancias a medida que Italia, y el mundo occidental en general, se acercan a una encrucijada histórica marcada por desafíos transformadores y desarrollos disruptivos en múltiples frentes simultáneamente.

En esta coyuntura crítica, el tiempo apremia y el proceso de asumir responsablemente las riendas del poder debe comenzar de inmediato.

*Director del Global Strategy Project

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