“Es ley”, Argentina repetía la frase por todas las vías posibles, en todos los tonos posibles, pero el que sobresalía era el de la liberación. Era el 14 de enero de 2021, cuando el país sudamericano legalizó el poder elegir la interrupción del embarazo hasta las 14 semanas de gestación. Mercedes D’Alessandro, Directora Nacional de Economía, Igualdad y Género en el Ministerio de Economía argentino, publicó este texto en sus redes: “Es ley. De verdad. Y lo hicimos entre todas. Jóvenes y no tanto. De Misiones a Tierra del Fuego, de distintos espacios políticos, a través de los años, sorteando desafíos. Una ley escrita, debatida, militada, impulsada por los feminismos. Un presidente y una vicepresidenta comprometidos… El periodismo feminista. El activismo. La política. Nuestras representantes en el Congreso. Las Mujeres Gobernando…”.

Y lo hicimos entre todas, afirma convencida D’Alessandro.

Un mes después, la revista TIME la elegía para su lista TIME 100 Next, como una de las líderes emergentes con más influencia en el mundo. La autora del best-seller “Economía feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)” se vio entre los nombres de la cantante Dua Lipa, la actriz Ana de Armas y la poeta Amanda Gorman. D’Alessandro estaba siendo reconocida por incorporar la perspectiva de género en la agenda económica de su país. Ella había llegado al gobierno un año antes de aquel histórico día de legalización del aborto, invitada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para la gestión de la entonces todavía feliz pareja del presidente Alberto Fernández y la vice, Cristina Fernández de Kirchner.

Solo a una mujer economista se le hubiera ocurrido: cuantificar el porcentaje del PIB que representa el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado para un país. ¿Los datos? El 16%, siendo el sector de mayor aporte a toda la economía, seguido por la industria y el comercio, cada uno 13%. Ese trabajo no remunerado, cabe recordar para quien no lo tiene presente, es realizado en tres cuartas partes por las mujeres. Así, D’Alessandro puso números a la realidad sobre el aporte de las mujeres a la economía.

Pero no solo eso, recién llegada a su nuevo puesto, sabiendo que la pandemia afectaría más a las mujeres, D’Alessandro promovió medidas de emergencia para amortiguar el impacto y luego medidas de reactivación incluyendo fortalecer los sistemas de cuidados y el sumar mujeres a sectores con gran multiplicador de empleo. D’Alessandro pasó de las consignas a los hechos. Y entre 2020 y 2021, según lo reportado por el gobierno, se logró disminuir el desempleo de las mujeres de 11.9 a 7.7%. Un resultado inédito en la región.

“Por un 2021 de ampliar derechos y defenderlos”, cerraba el post en Instagram de Mercedes cuando lo del aborto. Sorpresivamente, no hay ya más futuro desde esta posición. D’Alessandro renunció a su puesto esta semana. Fueron dos años nada más. Y aunque los logros son claros, a la igualdad de género le falta mucho desde la economía. D’Alessandro se despidió con un agradecimiento en Twitter a su jefe directo, y la frase: “La economía feminista llegó para quedarse”.

Sin embargo, se dice que la renuncia vino cuando ella ve truncado su desarrollo y el logro de sus objetivos debido a un claro retroceso de paridad de género en el gabinete. “Uno no se va de las empresas sino de sus jefes”, canta una sabia frase. D’Alessandro quizás no ve más un “nosotras”, un “y lo hicimos todas” como aquel día de la legalización del aborto, y con esa claridad con la que especifica que otros ministerios se encargan de los derechos y ella se encarga de proveer recursos económicos para que se puedan alcanzar; no ve más posibilidades en este presumido chat en Whatsapp de funcionarias argentinas (Mujeres Gobernando) en el que se debaten y acuerdan cosas, no ve más desde donde está, y quizás ve algo más grande y relevante fuera de ello.

Y he aquí la anotación personal de esta columna. La presidenta del Banco Central Europeo, lo recordaba recientemente en su podcast. Son muy pocos los países en el mundo que han logrado eliminar la discriminación hacia las mujeres y otros grupos que prevalece hasta en las constituciones. Apenas diez, y la mayor parte de estos países son europeos, son los que en su legislación pueden presumir un piso parejo para hombres y mujeres. Y sabemos que las luchas sociales avanzan con mayor contundencia y velocidad cuando son respaldadas por la legislación adecuada. “La legislación no lo es todo, pero sí es primordial para apresurar el paso hacia la igualdad”, dice Lagarde. Así que resulta una noticia poco alentadora la renuncia de un personaje tan relevante como D’Alessandro en un país donde el feminismo es desde hace tiempo un movimiento masivo plural, y después de dos años de trabajo efectivo. Pero, por otro lado, si la verdadera razón es la congruencia de no poder o querer trabajar en un gabinete que cada vez tiene menos mujeres, me parece que su punto es muy valioso. En México hay paridad en el Congreso, este año 13 mujeres contenderán por gubernaturas para diferentes estados de la República, y el gabinete de López Obrador tiene una buena representatividad femenina. La reflexión es, no solo se necesitan mujeres en los puestos de toma de decisión gubernamentales, sino que se necesitan mujeres que no solo sean feministas de dientes para afuera, sino que accionen desde el interior, que defiendan la paridad y la legislación con perspectiva de género, y que defiendan no solo los derechos humanos, sino que accionen desde Hacienda para entregar los dineros a los más pobres. Porque como en Argentina, en México la pobreza tiene cara de mujer. De nada sirve la paridad si las mujeres funcionarias no accionan, pero tampoco le renuncian a un presidente que no solo no es feminista sino que es un macho, él sí conservador del sistema patriarcal. En Argentina, en México y el mundo toda la política económica debe tener en cuenta el género. ¿Cómo va a suceder? Estamos atrasados en nuestras preocupaciones, señoras y señores feministas.

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