México es territorio en disputa. Estamos en el puerto de Manzanillo, avanzamos por la costa del Pacífico: la primera línea en la lucha contra el crimen organizado. Vamos a bordo, de pie, en la parte trasera de una camioneta pickup de la Marina, junto al Capitán Barradas.

—¿Qué grupos criminales operan aquí, Capitán?

—Tenemos información de que son el Cartel de Jalisco Nueva Generación y el Cartel de Sinaloa.

Los dos grupos criminales más poderosos del país pelean por el control del puerto. Hace un año aquí mataron a Emmanuel Martínez, agente aduanal. Su cuerpo estaba dentro de una bolsa junto a una carretera. Después intentaron matar a la alcaldesa, Griselda Martínez. Le dispararon 36 veces.

Alguna vez Manzanillo fue famoso por sus playas, después se convirtió en el segundo puerto más grande de América Latina y ahora se le conoce por otro motivo: es un punto crucial en el tráfico de drogas sintéticas a Estados Unidos.

Con el gobierno del presidente López Obrador, la Marina ha tomado el control de los puertos para frenar el tráfico de sustancias ilícitas. Los químicos que se utilizan para producir fentanilo y metanfetaminas, muchas veces llegan de China por aquí, escondidos entre todo el comercio internacional. Solo el año pasado, llegaron al puerto de Manzanillo 4 millones de contenedores. Entre todos ellos, “encontrar cuáles traen una sustancia ilícita es como buscar una ahuja en un pajar,” nos dice el Capitán Barradas.

Según datos oficiales, desde 2007, se han confiscado 600 toneladas de precursores químicos.

El crimen organizado no es un problema nuevo en México. Pero la revista The Economist destaca que ahora hay dos factores sobresalen. “Primero, el número de lugares que los grupos criminales controlan. Segundo, su influencia en la política local”.

Los carteles han expandido sus negocios. De la marihuana y la cocaína, pasaron también al fentanilo y las metanfetaminas, a la extorsión y el tráfico de personas. Según un estimado de la armada de Estados Unidos, hoy los grupos criminales controlan más territorio que nunca: una tercera parte de México.

Eso explica la violencia electoral en estas campañas. En cualquier país del mundo, el asesinato de un solo candidato a un puesto público, sería un escándalo. Aquí van más de 30 desde que comenzó el proceso, desde Chiapas hasta Zacatecas, pasando por Guanajuato.

Casi medio millón de homicidios en 20 años. Más de 180 mil, solo en los últimos 5 años. Las encuestas muestran que la inseguridad y la violencia son el tema que más preocupa a los mexicanos. Este es el principal reto de México.

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