Esta columna, la de hoy, no es para los ultras que, sin el menor equilibrio, detestan a . Tampoco es para los radicales que, carentes de autocrítica, adoran al Presidente de la República.

O… esperen, pensándolo bien, tal vez por eso mismo, porque los extremos se tocan y hermanan, y porque el fundamentalismo y la sinrazón se fusionan, esta columna sí es para ambos grupos radicales. En cualquier caso, bienvenidos sean. Si gustan, pásenle y debatamos allá abajo, en el espacio designado para los comentarios, que está al final de la columna.

Empiezo: por supuesto que hay que ir a votar el próximo 10 de abril, justamente en cuatro semanas, en la consulta popular para r a López Obrador. Es un derecho ciudadano, es un derecho constitucional (Artículo 35 inciso VIII de la Constitución) que debemos ejercer a plenitud, más allá de los extremistas de ambos bandos.

Que nadie le conculque a usted (que nadie te conculque a ti) el derecho de echar a punta de votos al Presidente. ¿Estás harto de su provincianismo político, de sus exabruptos, de sus ocurrencias, de sus negligencias, de sus calificativos, de su manipulación de datos, de sus mentiras a secas, de su púlpito mañanero, de su hoguera de las vanidades de cada mañana, de sus sermones y rezos matutinos, de sus interminables soliloquios? ¿Ya no soportas a sus aduladores febriles en las redes?

Pues venga, el sábado 9 de abril en la tarde ubica tu casilla de elector, párate el domingo 10 de abril, ve a votar, mándalo allá lejos al retiro de su rancho, y vete a pasear y gozar la vida con quien quieras. La democracia participativa te da la oportunidad de hacerlo, no la desperdicies.

Mira, vamos a suponer que votaste por él, por AMLO, porque, como muchos millones de mexicanos, estabas harto de los priistas y panistas y sus excesos de poder; de su impericia para gobernar (todas las peores crisis económicas del siglo pasado las generaron los presidentes del PRI y en 70 años no pudieron con la miseria, dejaron al país con la mitad de su población sumida en la pobreza); vamos a suponer que estabas harto del prianismo y su corrupción ostentosa e insolente; fastidiado de sus arrebatos censores y represivos; hasta el comino de sus presuntos nexos criminales; y asumamos que ahora le has perdido la confianza y estás decepcionado del Presidente (con toda razón, por cierto), y su acrítico movimiento 4T , que es como una idéntica y vulgar redición de las fuerzas vivas del PRI de antaño.

¿Por qué tienes que abstenerte de este derecho, el de expulsarlo del poder a punta de votos? Si eres muy joven, si naciste este siglo, o al final del siglo pasado, te argumento más, te recuerdo un poco lo que pensamos muchos de quienes padecimos el final del priato, o te reseño lo que soportaron nuestros padres y abuelos. ¿Cuántas veces, durante los largos, los larguísimos sexenios del (parecían eternos) no hubiéramos querido tener a nuestra disposición un mecanismo democrático semejante, por ejemplo para botar a punta de votos a Miguel de la Madrid después de su ineficacia y paralización en los sismos del 85? ¿Qué tal a Luis Echeverría y su infame golpe a aquel Excélsior de los años 70? ¿O al presidente con más impericia que ha habido, Zedillo y sus rencores y odios hacia periodistas? ¿Y Salinas y su golpe contra aquel entrañable unomásuno que dirigía Manuel, mi padre, y que fue parteaguas en el periodismo mexicano, aquella asonada que nos despojó de un excepcional medio a decenas de periodistas y a miles de lectores?

Imagínese el alivio que hubiera causado echar a Díaz Ordaz antes del 2 de octubre, a Fox luego de sus trivialidades y las de su esposa, sintetizadas en su toallagate; o a Calderón cuando iniciaba guerras que no planeó. Y bueno, qué decir de Peña Nieto: qué tal sacarlo del poder luego de la Casa Blanca .

Hoy, tú tienes la posibilidad de mandar al retiro a este hombre que tanto te genera repulsión, ese ser que tanto insultas en tus chats de cuates en , en un acto profundamente democrático como lo es votar. Por eso, de verdad no entiendo a todas estas damas y caballeros -que se dicen demócratas- con sus histriónicos llamados… ¡a no votar! Vaya, por ahí hay hasta dos o tres personas que estuvieron al frente del organismo electoral y que llevan meses en una especie de campaña de medios… ¡para que nadie vote!

Imagina eso en Estados Unidos, el año pasado, en California, cuando hubo una consulta similar para revocarle el mandato al gobernador Gavin Newsom: líderes de opinión o comentócratas llamando… ¡a no votar!, que porque el gobernador lo hacía ver como un acto de ratificación.

¿Sabe usted cuál es el gran argumento opositor acá en México estos días? Eso, que porque el Presidente y sus 4T lo promueven el ejercicio como una especie de ratificación. Descubrieron el verdadero hilo negro, son unos genios, como les diría su exégeta Meade. Habrase visto. ¿Pues qué querían? ¿Que lo promovieran en calidad de suicidio colectivo en la Plaza de la Constitución? ¿Cómo lo promovería cualquier demócrata? Obvio, a su favor. Naturalmente los afines a AMLO lo ven como una posibilidad de ratificar el apoyo al Presidente porque la oposición no se organizó para generar suficiente descontento con el actual gobierno.

Imagínese cómo estarán las cosas que el más lúcido entre los opositores fue el caballero desenfrenado de FRENA, quien sí hizo sus cuentas y se puso a juntar firmas para que la consulta avanzara ya que, en efecto, si los que votaron en contra de la 4T el año pasado se hubieran organizado, mínimo le dan un tremendo susto el próximo 10 de abril.

Abstener hoy es una sandez: vaya a votar y échelo o apóyelo. No haga caso de los dogmáticos de un lado y otro. Ejerza su derecho a sufragar…

BAJO FONDO

¿Algún día el Poder Legislativo llegará a la madurez? Es inaudito las cosas que aprueban en nombre de la democracia: prohibir a unos y otros manifestarse a favor o en contra de… ¡un ejercicio democrático!

¿Usted se siente representado por estas Damas y Caballeros? Yo nunca, desde que voto…


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