El 2 de junio de este año se definirá la Presidencia de México. Será una elección histórica donde seguramente tendremos una presidenta por primera vez. Tanto la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, como la opositora, Xóchitl Gálvez, han manifestado que el agua es un punto prioritario dentro de sus agendas, sin embargo, poco han dicho sobre cómo van a resolver la crisis hídrica que aqueja a la sociedad.

Al día de hoy, el 76% del territorio nacional se encuentra en situación de sequía y más del 20% en sequía extrema. Los estados más afectados son Sonora, Chihuahua, Durango, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo. Los recortes al suministro de agua para la Ciudad de México son cada vez mayores; día a día, más personas se ven privadas del suministro de agua potable debido a la escasez y la falta de gestión que la aqueja año con año.

Más del 40% de la población de México carece de servicios continuos de agua potable, drenaje y saneamiento, una problemática que, lejos de verse cercana a resolverse, es probable que se acentúe en 2024, ya que la demanda de agua ha superado la oferta disponible.

Dentro del Sistema Cutzamala, que abastece agua al Valle de México, hay un 70% menos agua de la que debería tener, según los promedios anuales. Aunado a ello, más del 40% del agua disponible se pierde en la red por fugas, lo cual es responsabilidad de los gobiernos y los organismos operadores.

Ante este desalentador panorama, propongo tres puntos urgentes que los equipos de las candidatas deberían estar analizando para presentar propuestas claras:

  1. Generar incentivos para el ahorro y reúso del agua en la agricultura. El 76% del agua disponible se usa en el sector agropecuario, principalmente para riego. Actualmente las reglas parecen enfocadas en usar más agua, en lugar de ahorrarla. Me explico: si los agricultores realizan inversiones en su infraestructura para utilizar menos agua, pueden verse afectados por la disminución de volúmenes concesionados, pues éstos están justificados con respecto a su producción. De igual manera, no hay mecanismos que incentiven la inversión en el reúso del agua, ya que, en la mayor parte de los casos, la inversión en el tratamiento y reutilización del agua responde a cumplimientos normativos, pero no se refleja en mejoras de condiciones económicas o procesos.
  2. Inversión en infraestructura nueva y mantenimiento en la existente. Un ejemplo de lo que me refiero: cerca de la refinería de Cadereyta se encuentra una planta habilitada para tratar y reutilizar el agua de la misma refinería, sin embargo, debido a la falta de mantenimiento e insumos, no está operando correctamente ni a la capacidad instalada. Por lo tanto, el agua requerida para la producción de hidrocarburos es proporcionada por El Cuchillo, que es una de las fuentes de abastecimiento de agua potable de Monterrey. Es decir, la población regia está padeciendo la falta de inversión.
  3. Saneamiento de las Cuencas. Menos del 40% del agua residual es tratada a nivel nacional, pues tratar el agua de drenaje es más caro que buscar otras fuentes de abastecimiento. De los más de 44 mil millones de pesos asignados para infraestructura por la CONAGUA en el Presupuesto de Egresos, prácticamente todo está enfocado a la captación, potabilización y abastecimiento, relegando el saneamiento y reúso a un segundo plano.

El destino nos ha alcanzado. Las candidatas a la presidencia necesitan presentar propuestas claras sobre cómo cambiar el rumbo y revertir esa realidad de la que ya muchos mexicanos somos presa.

Presidente de la Asociación mexicana para la correcta Hidratación, AC

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