La pandemia del COVID-19 ha evidenciado fallas en la cadena de suministro de insumos que antes pasaban desapercibidas en la cotidianidad. Esto desató prácticas para optimizar las cadenas logísticas en el intercambio comercial internacional, entre ellas, el reposicionamiento geográfico de las empresas, principalmente de aquellas que comercializan productos chinos.

México está estratégicamente posicionado al lado de Estados Unidos, el mayor consumidor de productos a nivel mundial. Esto cobra aún más relevancia en un contexto donde la logística de transporte internacional ha sufrido graves afectaciones, demandando soluciones rápidas. Aquí es donde el Nearshoring adquiere sentido, reduciendo costos logísticos y tiempos de respuesta al mercado principal.

El Nearshoring es la estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros, que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante.

Sin duda, esta realidad es una gran oportunidad para México, considerando sus características geográficas, económicas y políticas. No obstante, se requiere una mejora general en todos los sectores que facilite la relocalización y operación de empresas en el país. Entre estas variables, el acceso al agua destaca como una de las más necesarias.

El agua desempeña un papel esencial en la producción de cualquier artículo. Su presencia y disponibilidad son vitales en procesos agrícolas, cría de ganado y fabricación industrial de alimentos, pero también en sectores secundarios como la manufactura, producción textil e industrias química y farmacéutica, por mencionar algunos de los más destacados.

Hasta la fecha, en México, el sector agrícola lidera el consumo de agua con un 75.7%, mientras que la industria utiliza sólo el 5%, el sector urbano el 14.7%, y el sector eléctrico el 4.6% del recurso. Aunque el Nearshoring prevé un aumento en el consumo industrial, es crucial recordar que el acceso al agua en México es limitado y de baja calidad. En zonas urbanas, sólo 2 de cada 3 personas tienen acceso continuo a servicios de agua potable, drenaje y saneamiento, mientras que en zonas rurales disminuye a 1 de cada 3 individuos.

Además, el personal contratado en este sector necesitará agua de calidad para sus funciones, algo que no se puede garantizar por los organismos operadores, ya que más del 63% del agua recibida a nivel nacional se encuentra contaminada, principalmente por coliformes fecales. Datos de la Comisión Nacional del Agua indican una disminución en la calidad del agua en México en los últimos años, con un aumento en los casos de enfermedades gastrointestinales que ascendieron a más de 3.2 millones en 2022, principalmente debido al consumo de agua contaminada.

Todo esto presenta un desafío significativo para los involucrados en la gestión del agua. Los organismos operadores y municipios deben garantizar el acceso al agua para personas y empresas que eligen producir en México, asegurando su uso sustentable y el tratamiento del 100% del agua del sector industrial. Además, el gobierno federal y los estados deben velar por un marco normativo y legal que promueva el desarrollo y la calidad del agua en México. Este desafío es aún mayor dadas las carencias en infraestructura y acceso a agua de calidad para todos. Es hora de cambiar de rumbo y lograr que en México tengamos agua de calidad en todos los sectores y para todos los usos.

Presidente de la Asociación Mexicana para la correcta Hidratación, AC, (Agua en México)

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