Como escribió Sasha Sokol: “Sé lo difícil que es denunciar, pero también sé que es un proceso que puede ayudarte a sanar. Sobre todo, es una forma de generar visibilidad y al hacerlo, ayudar a que nuestro pasado no le pase a otras” (.

Datos del Registro de Lesiones 2019-2022 de la Secretaría de Salud muestran que se atendieron casi 10 mil niñas, niños y adolescentes por violencia sexual en el país. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), estima que las niñas y

adolescentes mujeres son más propensas a sufrir violencia sexual; en el año 2022 representaron casi el 93% de las víctimas de este delito.

El estado que tuvo más víctimas de violencia sexual contra niñas, niños y

adolescentes fue el Estado de México, y el lugar donde es más común sufrir esta violencia es en una vivienda y por un conocido. Se tiene conocimiento de que un pederasta agrede 60 veces en su vida, es decir, 60 niñas, niños y adolescentes pueden ser sus víctimas.

Recientemente nos enteramos por los medios de comunicación del caso de la señora Victoria Figueiras y de su pequeña de seis años, quien de acuerdo a lo narrado por su madre, fue agredida por su tío paterno a los cuatro años de edad, y que debido a la mala ejecución del juez, hoy su agresor se encuentra en libertad. Como es el caso de cientos de pederastas que siguen gozando de total impunidad a costa de la destrucción de la vida de sus víctimas.

Pues a pesar de que los dictámenes de las pruebas periciales coincidían con lo que la niña denunció, no fue suficiente para que el juez Juan Martínez Vitela, mantuviera en prisión al agresor, ya que de acuerdo a lo dicho por él mismo, la niña no dijo la dirección, el día y la hora en que ocurrieron los hechos.

Por ello desde el Senado aprobamos por unanimidad un punto de acuerdo para exhortar al Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado de México, la inmediata destitución del juez Manuel Alejando Martínez Vitela, por su incompetencia, falta de capacidad e ineptitud; por poner en riesgo la vida, la dignidad, la integridad y la salud de una niña de seis años de edad, y porque su resolución permita sentar precedente para evitar que miles de pederastas sigan viviendo en la impunidad, por este tipo de decisiones absurdas, denigrantes, ultrajantes y humillantes.

Hace seis meses en el Congreso aprobamos por unanimidad, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, la no prescripción de los delitos sexuales perpetrados contra niñas, niños y adolescentes. Con esta reforma al Código Penal se pretende que ningún pederasta quede impune, y que la víctima puede denunciar el delito sin importar los años que hayan pasado.

Casi nadie denuncia por temor, por falta de credibilidad, por omisión de las autoridades correspondientes, pues si para una mujer adulta es casi imposible dar la hora, el día y la dirección, por toda esta destrucción de su vida; para una niña de cuatro años de edad, que la sientan no una vez, sino más de una, en la silla de los acusados, revictimizándola, ¿cómo van a querer denunciar las víctimas?

No más impunidad en un país que ocupa el segundo lugar de turismo sexual infantil del planeta. Que ocupa uno de los dos primeros lugares en turismo sexual de bebés del mundo. Que ocupa el primer lugar de contenidos de pornografía infantil, un país en donde el crimen de violencia sexual creció 150 por ciento durante la pandemia.

Es hora de romper el silencio, de que las víctimas recuperen su paz y su felicidad, y de que todos los casos que están guardados en el cajón esperando impartición de justicia se resuelvan.

Senadora de la República

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