Ni siquiera el sentido común histórico hace que se avispen las plataformas de streaming, y los que pagan por tener películas, series y documentales tienen que esperar un milagro para que sean programadas, mientras dominan títulos inocuos, superhéroes agotados, películas para niños y de amor banal.

Claro que de repente surge un fenómeno, pero son los menos. Por ejemplo, este mes se cumplió el 59 Aniversario del asesinato de JFK y las plataformas no pusieron, cuando la ocasión lo ameritaba, el “nuevo” documental de Oliver Stone: JFK revisited: through the looking glass de 2021, con material desclasificado.

Ni YouTube puso en rotación todo lo ya conocido, sino nada más una parte ínfima. Se puede ver Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, de Alejandro González Iñárritu , que es la apuesta del año de Netflix una vez que ha sido eliminada o convenientemente retrasada ¡Que Viva México!, de Luis Estrada; mientras parte de la crítica le está atizando por lo atragantada de su propuesta.

Monage daydream, de Brett Morgen , sobre la obra creativa y musical de David Bowie , luego de su paso por la pantalla grande, no aparece en los inmediatos estrenos de ninguna de las plataformas, como el muy esperado rockumental de Led Zeppelin.

Bueno, hasta el crimen en lo referente al asesinato en serie y muertes anunciadas, está sufriendo por el agotamiento de temas y nombres. Por ahí se anuncian títulos que pueden ser la salvación del género como el caso del cortacabezas, Ed Kemper . Con estos antecedentes muchos se preguntan qué tal le irá a John Wick en la cuarta de la serie.

Mientras tanto, hay que conformarse con previsibles y malas adaptaciones de pseudodetectives de la periferia nacional, como Belascoarán.

Si al menos estuviéramos como los argentinos, que para los thrillers políticos se pintan solos (ahí están los buenos ejemplos de casos policíacos como el documental Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía, de seis episodios, o la intrincada investigación y desenlace del asesinato del reportero gráfico, José Luis Cabezas , que puso de cabeza a todo el país) la cosa se pondría más que buena, pero cuando los temas rozan lo incómodo del asesinato político o las muertes anunciadas, las cosas se vuelven un problema.

El horror, lo sobrenatural y los thrillers apenas respiran, como su programación en plataformas. Smile, de Parker Finn , no llega a las plataformas, mientras ya circula en la piratería. HBO , exitosa por sus documentales del pasado (American Undercover) , parece que tiene miedo de sacar La cintas del Hielero (The Ice Man tapes), basadas en los cientos de asesinatos de Richard Kuklinski, donde el de Nueva Jersey no discriminaba.

pepenavar60@gmail.com.
 

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