¿Qué tanto puede durar lo efímero? Nada. Sin embargo, los grupos de rock mexicano nuevos, los que llevan horas de vuelo y los institucionales de siempre, que ni de chiste los van a atender en las disqueras trasnacionales, se aferran a las plataformas digitales y redes sociales, como si éstas fueran el último reducto para no pasar desapercibidos con los fans y amigos ocasionales de sus tocadas.

Esos mismos que van a cuanta entrevista en sitios patitos, de radio redes y entrevistas vía celular, se les atraviesen, saltándose a los medios impresos, que son los que perduran, en la velocidad de olvido con que están unos minutos en las redes sociales, para luego desaparecer sin aparente explicación según reglas de Facebook no escritas que, de repente, también replican en YouTube.

Aquí te mando el link —dicen— para que oigas mi nueva canción en el cel o en la compu, o la dirección en YouTube para su “estreno mundial”, desde México para el mundo del rock hispanoparlante. La inmensa mayoría de los grupos no están en Spotify y ni estarán porque no invierten en el disco físico que, contra todo lo que se diga, es el que perdura a la larga y más, para los que no quieren comprar descargas digitales de aire.

De esos grupos de rock nacional, son muy pocos lo que se planean metas como hacer sus propios discos físicos, contar con un porta estudio o con mecenas que los puedan financiar, así como tener listo un press-kit profesional, algunas fotografías y video, parecen ser cosa del pasado.

Las transmisiones de conciertos y una que otra entrevista vía celular, muchas todavía con pulso de maraquero o azucarador de churros, se han vuelto muy populares, los pocos minutos que duran. Nadie en su sano juicio se va a chutar una transmisión en vivo, con las calamidades de siempre, transmitidas por celular sin edición ni nada.

Si ya de por sí es una monserga ver rock en vivo en el cel, nada más imagínense un “concierto” con las molestias inherentes al caso. Todo cuesta en este mundo pecador, y el rock mexicano cuesta más caro. Todo cuenta: desde cómo se visten para una tocada o un concierto siendo parte de la borregada de, por ejemplo, los conciertos hoy tan en boga de la Glorieta del metro Insurgentes. Si logran salir con algo de dinero, siquiera para gastos del equipo, transporte y demás, se pueden dar por bien servidos. Aunque hay otros que hasta pagan por tocar. De esos ya hablaré luego.

pepenavar60@gmail.com

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