Nunca se puede complacer a todos, por eso los epítetos de toda índole, están a la orden del día en eso de calificar a las películas en malas, peores y, ya en el extremo, absolutamente excrementales.

No obstante, algunas de estas cintas, casi instantáneamente, se han vuelto de culto, lo que no han logrado por más que lo intenten, por ejemplo, las películas de Will Smith.

Muchos podrán creer que la peor película de la historia del cine es Plan 9 del Espacio Exterior, de Ed Wood (1959). Sin embargo, otras con tomates y frambuesas doradas a cuestas, reclaman su derecho de butaca para sufrir y gozar intensamente.

Tal es el caso de pelis como la relativamente reciente (y pasando ahora mismo en Netflix), The Disaster Artist, de James Franco (2017), que tuvo una nominación al Oscar (Mejor Guion Adaptado), luego de ganar la Concha de Oro en Cannes. ¡¡¿Qué!!?

Basada en la cinta The Room, de Tommy Wiseau (2003), es probablemente una de las mayores imbecilidades cinematográficas que se hayan filmado. El ¡No ma...! y el ¡Devuélvanme mi dinero!, son una defensa personal para cintas que sólo pueden con el público complaciente, que se sorprende con cualquier cosa en las funciones de medianoche en donde, a fin de cuentas, la calidad vale madre.

The disaster artist, (2017) considerada como “la peor película de la historia”, narra a duras y forzadas penas la gestación de un incontrolable narcisismo (el de su director) en busca de un sueño que, la verdad, es una de las más infames pesadillas disfrazadas de comedia.

Es un chiste, pero un mal chiste que trata de sacar a toda costa la risa, aunque sea nerviosa o de pena ajena en este catálogo de amarguras y resentimientos por demás ridículo.

Se trata de un filme irresponsable, cínico y bien calculado en efectos viscerales tan engañosos como complacientes, que aplaudirán a rabiar artistas y aprendices de director, sin el más mínimo asomo de talento.

Ideal para las generaciones de ahora, que no se cuestionan nada si no es por medio de las aplicaciones del celular.

Vaya con estas películas que hacen ver al Padrino del gore, Hershell Gordon Lewis (el de la abominable The Gore, Gore, Girls), como Andzerj Zulawski, en donde hasta la amistad causa bochorno.

Su especie de making of revela las verdaderas intensiones del par de pillos que la perpetró, sus pretensiones pueriles y el dinero que les ha dejado para seguir filmando en un futuro incierto.

Su verdadera finalidad se resume en la sentencia “Filmando por un sueño”. Ed Wood ya puede dormir tranquilo.

pepenavar60@gmail.com

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