Del que ha puesto en boga las investigaciones sobre los más notorios casos célebres de asesinos en serie, Joe Berlinger, acaba de estrenarse en Netflix la miniserie sobre el perverso contratista y payaso de ocasión: John Wayne Gacy, que convirtió el sótano de su casa en los suburbios de Chicago en su cementerio particular, hasta agotar el tenebroso espacio con más de 27 cuerpos. Cuando el lugar ya no daba para más, igual que la pestilencia corporal de sus víctimas, tiró a los últimos al río.

El que también ha dirigido otros desviados y perturbadores documentales, impecablemente investigados, se ocupan como antes en los casos de Paradise lost, cold blooded (los asesinatos que inspiraron a Truman Capote, en su célebre libro A sangre fría); Las cintas de Ted Bundy y los Asesinatos en Time Square, con el caso de El asesino de los torsos, se compromete ahora del siniestro Gacy hasta el año pasado, en que aparecieron los últimos cadáveres de sus víctimas.

Hace años, el Sumario del crimen, la colección española de 100 fascículos sobre la criminalidad en sus diversas modalidades del asesinato, eran el referente obligado para seguirles la pista no sólo a asesinos famosos, sino a cómo cobraron notoriedad personajes como Ted Bundy, Henry Lee Lucas, Ed Kemper, Ed Gein, Andréi Chikatilo, Richard Ramirez, Gary Ringwaid, Henry Landrú, Denis Nielsen, Peter Sutclife, Richard Cottingham, Dennis Rader, Peter Kurten, Richard Kuklisnky, David Berkowitz y ahora, el tristemente célebre John Wayne Gacy, entre más de una centena de asesinos.

Los mitos, las leyendas y, por supuesto la sangre que corrió en su momento hasta llegar a la muerte, inspiró las tenebrosas fábulas y referentes de Jack “El destripador”, El vampiro de Sacramento, El asesino del Río Verde, El hombre de hielo, BTK, El hielero y El asesino de los torsos, entre otras.

A los seguidores mexicanos no les deja de sorprender la poca atención internacional que han recibido personalidades como Juana Barraza: “La mataviejitas”, Santiago Meza López, “El pozolero” (que disolvió por órdenes del narco a más de 300 cuerpos en ácido) y José Luis Calva, “El caníbal de La Guerrero”, que dejó una estela de sangre y las recetas secretas de cómo cocinar humanos.

Sus historias apenas han terminado en videohomes: La mataviejitas, del “Rey del videohome”, Miguel Marte, llegó a vender un millón de DVD’s.

Aunque el primero y más grande asesino serial mexicano, aplaudido en la Cámara de Diputados, en un acto de humor involuntario, alcanzó un éxito discreto en cine con Los crímenes de Mar del Norte, de José Buil, con los asesinatos del Estrangulador de Tacuba, que la volvieron una película de culto. Netflix debería ponerle atención al crimen hecho en casa y, una miniserie, no le vendría nada mal al asesinato mexicano en serie. El también director de La premiada La leyenda de una máscara, atiende en sus oficinas en los estudios Churubusco y está dispuesto a negociar.

pepenavar60@gmail.com.

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