Mientras la mayoría de los dramas de asesinos en serie llevados a las plataformas de entretenimiento son de cuatro capítulos, en promedio; el recientemente estrenado “Monster: the Jeffrey Dahmer story” , llega a 10 excesivos episodios divididos en una dirección múltiple: Carl Franklin, Janet Mook; la hija de David Lynch, Jennifer, Paris Barclay, Clement Virgo y Greg Akaki. Todos trabajaron bajo las órdenes de los creadores de la serie: Ian Brenan y Ryan Murphy.

Teniendo en cuenta docudramas similares, no se escatimó en nada con tal de superar en dramatismo y violencia lo conseguido en historias similares como la de Richard Ramírez alias el “Vampiro de Sacramento”, el “carismático” Ted Bundy o la del “Payaso asesino”, John Wayne Gacy.

El repunte en temas de asesinos en serie ha sido notable en los últimos dos años y ahora, con la malsana historia de Dahmer en Netflix, mucho más, con giros inesperados y notales variantes, como la historia de este asesino narrada en parte desde la perspectiva de sus víctimas y la torpeza burocrática de las fuerzas policiales, que le permitieron cobrar más víctimas a lo largo de los años.

Como en muchos otros casos, “El sumario del crimen”, en la época en que no había Netflix o Prime Video, proporcionó las primeras perturbadoras pistas de los inquietantes primeros asesinatos de Dahmer, y el descubrimiento minimizado de las cabezas encontradas en su refrigerador, que luego comía como si fueran platillos gourmet.

Lo terrible de su caso descubierto tarde (como siempre) por la policía, perturba por sus sugerentes imágenes de premonición de muerte. Así, el true crime, dirigido por Ryan Murphy, se vuelve muy enfermo en su tratamiento.

Evan Peters interpretando a Dahmer se vuelve impredecible y le da una fuerza diabólica al personaje real y a los periféricos casi al borde de la intoxicación religiosa y el daño irreparable en un drama policial que se vuelve muy molesto.

Para los que quieran más, han sido sacadas de los archivos “Mi amigo Dahmer” (2017) de Marc Meyers, otro filme autobiográfico con adrenalina de terror y situaciones por demás obscuras y espeluznantes de psicología que han perdido la brújula.

Otro Jeffrey anterior es “Dahmer, el caníbal” (2002), de David Jacobson. La historia cuenta sobre los 17 cuerpos que conservaba y que apestaban su departamento y sobre los que había constantes quejas de los vecinos. Mientras la fuerza policiaca no hacía nada más que ejercer burocracia pura. Su repercusión en la genealogía de los crímenes en serie, le hizo ganar tres premios Independent Spirit.

En 2012 se estrenaron los documentales para televisión: “The Jeffrey Dahmer files”, de Chris James Thompson, y “Confesions of a serial killer”, con intervenciones directas del caníbal y familiares cercanos.

Otro especialista en temas escabrosos de asesinatos, Joe Berlinger, estrenó este mismo año “Conversations with a killer (The Jeffrey Dahmer Tapes)” y lo que revela de viva voz es en el tono de lo escalofriante de una mente trastornada.

Por último, Ashley Adams titula su docudrama de 2019, “The Killer Canibal”, sin que se le les dé total peso a las recetas de degustación de carne humana, propuestas por Dahmer.

La veta de asesinos en serie promete ser inacabable, por lo que no se extrañen si aparecen más documentales, series o mini series sobre los que, trágicamente, no cobraron ningún tipo de regalías.

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