Desde Buenavista, hasta casi adentrarse al territorio donde el Indio Fernández filmó bajo el puente de Nonoalco, Víctimas del pecado, el verdadero Tianguis del Chopo de las calles de Sol y Luna impone su ley monetaria a discos compactos y vinilos.

Si el comprador se descuida, le pueden encajar un CD de Las Insólitas que cuesta desde 200 pesos hasta los mil 200.

Son copias bien maquiladas que dan el gatazo, pero que no tienen marca de identidad discográfica. Hay mejores, remasterizadas o restauradas, pero como no están serigrafiadas, son vistas con recelo aunque mantengan el arte original.

Ahí, muchos grupos nuevos dejan sus discos en puestos para su venta. En el de Toño Pantoja están compactos que merecen escucharse, como el homónimo de Artefactron, multifacético grupo nacional, presentado a todo lujo, con booklete y mini póster en edición de siete temas que parece extranjera y que está en Spotify.

También está disponible el primero de la violinista emergente del Chac Mool (del finado Carlos Alvarado), Fabiola Simac, Inmersión y, en inglés, el promo de “She no more”.

En el orden de lo nacional está el bien presentado Mauricio Bieletto: MB + 2 x 3 con material de colección, de Al Universo, Chac Mool, Jorge Reyes y el propio Bieletto. Bajo el sello Intolerancia se puede conseguir el Tormenta, nuevo proyecto entre acústico, sintetoso, piano y programaciones de La Lupita de la dupla Quijada/Nava.

Rescatado del olvido, Platón Records ofrece el “electrónico y guapachoso” de Alfredo Díaz Ordaz, hijo del expresidente represor, ya en el más allá, que alguna vez promocionó EMI.

Discos Donovan ofrece la versión importada en vinilo de color del Back up: mexican tecno pop 1980-1989, con los grupos Vandana, Avant Garde, Syntoma, Artefacto, Cou Cou Bazar, Volti, Nahtabisk, Decada 2, Silueta Pálida y El Escuadrón del Ritmo en el sello Dark Entries Records.

Por otro lado, algunos vendedores de rock nacional, de los que no entienden razones de calidad, remasterización digital y restauración, que incluyen bonus extras como el disco de los Monjes en El Politécnico o el de los Tepetatles de Alfonso Arau, están aferrados más por las presentaciones de los CD serigrafiados, que por la propia calidad de las canciones.

La mayoría de los LP siguen en el Chopo a precios de ver y salir corriendo de los lugares de venta, so pena de ser estafados y de que su dinero sirva a los bien identificados mercaderes para que vayan a las convenciones discográficas de EU y Europa y regresen cargados de dólares y euros.

Son esos que inventan cualquier patraña para inflar el precio real de muchos discos de culto que, en realidad, son una vacilada. Hasta el momento lo verdaderamente inconseguible es la discografía del Capitán Pijama: casi 60 grabaciones por demás exrañas.

Desde las reglas no escritas como: si se abre un disco, automáticamente se devalúa, hasta las que dictan que los discos nunca deben abrirse, sino sólo guardarse para presumirlos, el Chopo vibra casi en lenguaje alienígena, como afirma la Mafer Walker.


pepenavar60@gmail.com

 

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