Un paso por el territorio del delito institucional del cine underground, en el paraíso del secreto, arroja en este todavía pandémico mes de abril algunos títulos que, por la oferta, invitan a arriesgarse con un cine hecho y pensado para freaks.

Estas películas desobedientes están por ahí, escondidas en plataformas difíciles de encontrar, sin la asesoría de expertos. De ahí la razón de obtenerlas casi regaladas, sobre todo para estar al día en un arte que fenece y del que quedan pocos oasis culturales. Los buscadores de rarezas saben de qué se trata, dónde comprarlas y hasta cómo elevar su precio, de por sí, castigado. Lo que más atrae son sus muchas veces disparatados títulos, que invitan a la aventura.

Dudes (1987) de la documentalista roquera Penelope Spheeris, ha recibido el titulo de “La venganza de los punks” (no confundir el título de la segunda parte de la dupla mexicana de los punks mas pirados hechos en casa por Damián Acosta).

Aquí se trata, en tono de comedia road movie, de tres punks neoyorquinos que, montados en un vocho, quieren una nueva vida en California.

En el camino de venganza contra unos rednecks, acaban abrazando otros valores.

Sound of metal (2019), de Darius Marder, cuenta el drama de un baterista: un dúo estridente de punk-rock, que comienza a perder el oído. Este drama de cine independiente plantea el deterioro de un estilo de vida que lo lleva al terror de ver casi destruida su existencia. La música que para él lo es todo, por culpa de los altos decibeles, lo pone a tiro de revólver.

Beach Bum (2019), del director de Gumo y guionista de Kids, Harmony Korine, es una comedia subversiva, entre el caos y lo refrescante o insufrible que pueda parecer su protagonista Matthew McConaughey. Los excéntricos personajes con que se tropieza a lo largo de la cinta, la hacen la comedia pacheca del año. Advertidos están.

Queer Core: How the Punk a Revolution (2017), del alemán Yony Leyser, es un documental sobre el movimiento social Queercore, reivindicador de la comunidad gay, bisexual, lésbica y transgénero, no siempre bien vista, que busca crear su propia escena. C.B. Jones y Bruce la Bruce, más grupos como Nervous Gender, Tribe 8 y Panzy Divison, se atreven a ir más allá de la antropología cultural, para explicar la alianza de algunos homosexuales al punk.

Discolocos (2016), de David Dávila Herrera, muestra la subcultura musical urbana del High Energy en la CDMX, con un vistazo a su comunidad musical underground.

Los prejuicios se quedan en casa, de ahí su valor, lugares de santificación y personajes clave para entender el fenómeno.

pepenavar60@gmail.com

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