Con la proliferación de tantas plataformas digitales en la red, pero básicamente con la hegemonía mediática que ejerce YouTube, el futuro incierto de los DVD y los Blu-rays de rock no sólo ha ido a la baja sino que prácticamente ya desapareció del mapa musical. Los que alguna vez escogieron el camino alternativo de la copia, pueden considerarse de algún modo afortunados.

Quién lo iba a decir, lo que pretendía ser la panacea para fans y coleccionistas y el gran negocio para las disqueras, acabó durando lo que el dulce de un chicle. Cierto es que, en su momento, lo que nació con el VHS y los primeros lanzamientos oficiales ochenteros de The Kinks, Blondie y Gary Numan, marcaron pauta para el futuro.

Sin embargo, con una imagen que era lo más adelantado (un chiste comparado con lo que hoy ofrece la tecnología 4K) en su tiempo, tuvo su mejor momento con el DVD.

Las transnacionales del disco apostaron a la imagen del videoclip y de ahí saltaron a los conciertos y los rockumentales.

La oferta fue desbordante y muchos pudieron ver lo que nunca podrían ver por razones geográficas.

De pronto la invasión importada por tiendas como Mixup, que ahora son nada, desbordó las expectativas. Luego, algunos de dedicaron a formar mini negocios clandestinos, que armaban con catálogos ajenos. Imperaba la ley de la selva de bajo perfil y, al margen de sellos como Eagle Rock, básicamente, ofrecían todo en conciertos.

Los más avispados se las ingeniaban para ofrecer cientos de títulos raros o inconseguibles. Así nació por ejemplo Decibel, que semana a semana en el Barrio ya no tan bravo ponía al alcance de los atesoradores de conciertos y compilaciones impensables a precios de me lo llevo. Su catálogo era tan basto como excéntrico en las ramas del metal, progresivo, pop, country, jazz, punk, new wave, clásico y hasta óperas.

Lo mejor eran sus presentaciones hechizas que uniformaban profesionalmente las colecciones de Roxy Music, Elvis, Beatles, Rolling Stones, Zombies, Doors, Credence, Yes, Cheap Trick, King Crimson, Camel y demás. Su sello era tanto la calidad de imagen (algunos de doble capa) como el sonido. Tan bueno era el negocio, que sus compilaciones o acoplados se volvieron objetos de culto.

Sin embargo, sin decir agua va, aparte de la desbordante oferta gratis de YouTube, todo por rocanrolear se acabó. El que hizo colección, que la guarde sin presumir más de la cuenta.

pepenavar60@gmail.com

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