El quinto filme de la australiana Sophie Hyde, “Good luck to you, Leo Grande” (Buena suerte, Leo Grande), escrito por la desatada comediante y guionista televisiva inglesa, Katy Brand, pone al día la comedia sexual.

Las peculiaridades de este estilo de comedia, en auge en los 1970, se reconquistan agridulcemente, con cierto cinismo, al presentar la circunstancia de la frustrada maestra viuda Nancy (Emma Thompson), quien contrata a Leo Grande (Daryl McCormack).

El tema del joven trabajador sexual, que por dinero se relaciona con mujeres mayores, podría significar algo sórdido. Las autoras lo evitan al convertir su argumento en una valiosa introspección sobre el sexo, la insatisfacción emocional; la necesidad de convivir sin tapujos en tiempos de la hipercorrección política del siglo XXI.

El asunto no se queda en lo físico. Se sostiene con las actuaciones, encabezadas por una Thompson frágil pero con enorme dignidad, y su sensible pareja sexy, quien revela una desusada soltura no precisamente sexual. Más que un hombre que se alquila, semeja un terapeuta de oído atento y empático.

Tanto lo escrito por Brand, como la precisa dirección de Hyde, llevan la película a que sea una exploración sobre la pérdida de las inhibiciones, no las físicas, sino las emocionales. Por eso Thompson hace una actuación llena de riesgos que sortea hábilmente.

La situación tiene un elemento provocador —un contrato sexual— que se torna momento sentimental, afectuoso, entre dos desconocidos. Hyde se concentra en sus actores, recurriendo a la cámara de Bryan Mason para crear una atmósfera de hotel ni impersonal, ni fría. Así, con eficaz estilización mínima, logra una vigente representación de las relaciones humanas; hace un filme que moderniza una temática escasamente abordada. Es una rareza resuelta con solvencia admirable.

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