Las revelaciones que hizo Marko Cortés sobre los acuerdos con el PRI en torno a Coahuila abren un flanco de ataque a la campaña de Xóchitl Gálvez, aunque ella, como lo ha aclarado, ni siquiera era precandidata cuando se gestaron.

Hay dos elementos en estas revelaciones; la falta de honestidad de Marko, pero también de los partidos involucrados (no hay sorpresa), justo en un momento en que se cuestiona también la falta de honestidad de su rival, Morena.

Tales acusaciones contra los guindas pierden eficacia si el bloque que las hace incurre justamente en lo mismo. Es la hipocresía que prevalece en todos los partidos, sin excepción.

Pero lo que a muchos sorprende es que Marko no se haya percatado del daño que le hacía a su partido, a la campaña de Xóchitl Gálvez y a sí mismo.

Para muchos, es producto de una torpeza infinita que no puede ser compatible con un liderazgo político eficaz. ¿Con qué autoridad moral pueden ahora los partidos opositores echar en cara el lodazal de AMLO que constantemente aflora?

No sabemos qué tanto daño ocasionará esto en la campaña de Xóchitl, pues mucha gente podrá distinguir entre la candidata y los partidos que la apoyan, pero sin los cuales una eventual victoria es imposible.

Probablemente entre quienes así ven las cosas las cosas no cambien; votarán por Xóchitl pese a todo.

El problema radica justo en los sectores que constituyen el fulcro de la balanza, y que le dan el triunfo a una u otra candidatura; los indecisos, los “cambiantes”, los indiferentes, los desinformados, los que desconfían (no sin fundamento) de todos los partidos.

Los que no valoran bien el gobierno de AMLO, pero quizá no perciben el riesgo que supone para la democracia que se ha venido construyendo en tres décadas (y quizá no les preocupa mucho, aún de tenerlo claro), pero al mismo tiempo tienen una mala imagen de los partidos tradicionales (no sin fundamento).

Esos ciudadanos tendrán que tomar su decisión a partir de lo que consideren el “mal menor”. ¿Fue malo el gobierno de AMLO, pero aún así fue algo mejor que los del “neoliberalismo”?

¿Puede mejorar ahora que se conduzca por el “segundo piso”? Entonces podrían votar por Morena.

Está otro grupo entre estos indecisos y desconfiados, que podrán recelar del PRI y del PAN, pero Morena les parece que ha sido un gobierno peor.

Ese sector es la esperanza de la oposición para ganar, si deciden que el Frente Amplio representa el “mal menor” en las actuales circunstancias.

Pero es justo en ese segmento ciudadano donde lo revelado por Marko podría hacerles cambiar de postura, y optar, bien votar por Morena pese a su mal desempeño, o simplemente abstenerse.

De ese tamaño podría ser el daño provocado por el caso Coahuila, sobre todo si, como podría ocurrir, el resultado final sea cerrado.

Para reducir el daño sería pertinente la renuncia de Cortés, como muchos han sugerido, dejando en ese cargo a uno de los muchos militantes que tiene el PAN con una imagen limpia, con liderazgo, capacidad argumentativa y firmeza en sus posiciones.

Eso podría fortalecer la campaña de Xóchitl, pues dejaría en claro que, a diferencia de Morena, el PAN es capaz de reconocer sus fallas, y que hay consecuencias por ello.

Por lo pronto ha quedado claro que la mayoría de los críticos del obradorismo sí somos capaces de reconocer y cuestionar las fallas o ilícitos del bando al que apoyamos, a diferencia de los corifeos y fanáticos obradoristas que ni siquiera mencionan la gran cantidad de manchas que tiene ese gobierno.

Ahí se trata de evadir, defender, justificar o minimizar los ilícitos y errores de su partido. Si acaso les molesta últimamente la incorporación de priístas y panistas, pero eso ha ocurrido desde el inicio de Morena.

Sus opositores al menos son capaces de criticar a todos los partidos en lo que les sea criticable, así los estén apoyando en esta elección y piensen votar por su candidata. Si, si son diferentes.

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