En ocasiones, surge un personaje en la política rodeado de un aura popular que su personalidad no hace sino incrementar hasta convertirse inopinadamente en un líder natural, aceptado como tal antes por los ciudadanos que por sus compañeros de partido. Esto sucede con el guerrerense Félix Salgado Macedonio de temperamento imprevisible, pero con una popularidad que le lleva en estos momentos a gozar de una ventaja de veinte puntos a su seguidor inmediato hacia las elecciones a la gubernatura del Estado de Guerrero en 2021. La distancia es elocuente de lo que representa, de su buen hacer, de su preocupación y atención a los guerrerenses. De manera natural la candidatura de Morena debería recaer en Salgado Macedonio. Su carrera es amplia, reuniendo por igual éxitos y fracasos que lo dotan de amplia experiencia. Ha sido en varias legislaturas diputado federal, senador, presidente municipal de Acapulco de Juárez; en dos ocasiones candidato a gobernador siendo derrotado por los candidatos del PRI.

Salgado Macedonio reúne las condiciones de un líder probado en el sacrificio y el servicio a los demás. No tiene que probar lealtades y está libre de compromisos. Pocas veces irrumpe una figura de estas características en la vida política nacional. En pocas ocasiones alguien posee las acreditaciones necesarias para que su candidatura no sea un volado. Conoce en profundidad la actividad legislativa federal en ambas cámaras, además del gobierno de un municipio tan complejo como el de Acapulco. Ha recorrido el Estado en innumerables ocasiones. Poco hay que escape a su conocimiento en asuntos de la cosa pública estatal. Algo lo vuelve particularmente interesante en estos tiempos de lo políticamente correcto. Dice lo que piensa y vive como piensa. Sus aficiones son conocidas y no las esconde como es habitual en el medio. Le gustan los coches y las motos y no lo oculta, en un ámbito en que todo el mundo esconde todo, en que la hipocresía y el interés se impone a la transparencia y la franqueza. Salgado Macedonio no sólo es un verso suelto en la política, sino un verso suelto que tiene mucho que aportar a Guerrero. El político habitual en México es envarado, rígido, protocolario, más preocupado de quedar bien con sus compañeros que con los ciudadanos, al servicio de los intereses del partido, en contra con frecuencia de las necesidades de la sociedad. Salgado Macedonio privilegia el servicio al interés, la preocupación por los ciudadanos a la personal y de partido. Dueño de un temperamento desbordante es una figura carismática. Hay quien aconseja cuidarse de los personajes públicos carismáticos. Pero el carisma no es ningún obstáculo si se dirige al bien común.

Guerrero ha tenido gobernantes de todos tipos, algunos que parecían más buenos que otros, más honrados, me la corruptos, menos autoritarios, había algunos que nunca nos imaginamos que fueran a terminar siendo reprensores, nos más que prometieron cambios verdaderos y podría seguir sobre lo que los guerrerenses han esperado y han soñado. Y al final las deserciones en casi todos los casos han sido grandes.

Félix Salgado Macedonio aparece como rara avis, como excepción ante un panorama saturado de grisura y mediocridad. Todo indica que sería un buen candidato a la gubernatura, así como un más que probable ganador si nos remitimos a las encuestas. Morena tiene al mejor candidato posible, otra cosa es que por intereses egoístas y mezquinos no lo considere. Pero no sólo Morena, sino Guerrero está ante la oportunidad de hacerse con un gobernador ajustado a las expectativas. Guerrero no puede darse el lujo de perder la ocasión de un candidato como Salgado Macedonio.

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