En las lides del tablero se conoce al caballero. Esto se manifiesta, entre otros detalles, en el saludo de manos al iniciar la partida, cuando los contendientes se dicen: “suerte”; y al final, cuando el perdedor felicita al ganador por haber jugado mejor.

Con ello se evidencia que éste no es enemigo, sino adversario. El escritor Angel Ganivet (1865- 1898) dijo: “No hay humillación ni deshonra en el reconocimiento de la superioridad de un adversario”.

El antagonismo y la combatividad caracterizan al juego ciencia. Según el pintor mexicano Ignacio Manuel Altamirano, “El antagonismo para el hombre de mérito es el combate noble; para el envidioso, una cruel tortura”. Por eso el escritor Jorge Luis Borges advirtió: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos”.

Es más, en el tablero y en la vida, el adversario bien puede ser un buen amigo. El político estadounidense Abraham Lincoln (1809- 1865) preguntó: ¿Acaso no destruimos a nuestros enemigos cuando los hacemos amigos nuestros?

“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos…”
“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos…”

Las blancas se abren paso hacia el campo adversario y logran un sorprendente remate.

Blancas:

I. Glücksberg

Negras:

M. Najdorf

Varsovia 1928. Defensa holandesa.

1. d4 f5 2. c4 Cf6 3. Cc3 e6 4. Cf3 d5 5. e3 c6 6. Ad3 Ad6 7. 0–0 0–0

8. Ce2 Cbd7

9. Cg5 Axh2+ 10. Rh1 Cg4

11. f4 De8 12. g3 Dh5 13. Rg2 Ag1¡¡ 14. Cxg1 Dh2+ 15. Rf3 e5 16. dxe5 Cdxe5+ 17. fxe5 Cxe5+ 18. Rf4 Cg6+ 19. Rf3 f4¡ (Diagrama. Estocadas que descolocan al rival) 20. exf4 Ag4+ 21. Rxg4 Ce5+ 22. fxe5 h5, jaque mate.

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