La psicología ha valorado positivamente las enseñanzas previsoras del ajedrez. La consideración de lo incierto y lo seguro, lo concreto y lo abstracto; la estimación de las consecuencias de cada jugada, el cálculo de variantes y combinaciones, etc. son determinantes. Según el maestro Savielly Tartakower, “del enlace de las jugadas parece surgir una fuerza misteriosa que determina la ganancia de la partida. Nunca, ni el más profundo analista, puede prever frente al tablero y sin mover las piezas, con exactitud [si no se da un orden obligado y fácil] lo que ocurrirá dentro de diez jugadas”.

Por consiguiente, la eficacia suele estar impregnada de esa inexactitud, así como del riesgo de caer en alguna celada y perder la partida. Esto obliga a valorar detalladamente la posición propia y la del rival. Entre los muchos peligros de no hacerlo destaca el de sufrir la captura de algún peón o pieza envenenada. Ello, como el adjetivo lo indica, por los letales efectos que suele tener.

Javier Vargas
Javier Vargas
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