El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una muletilla que usa a menudo en sus conferencias de prensa, “prohibido prohibir”, para dar a entender que él cree en un régimen de libertades y de casi autorregulación, mientras los radicales al interior de su gobierno y de su partido, Morena, están planeando una serie de golpes para instaurar prohibiciones en muchos sectores de la vida nacional.

En el Senado de la República y en el Congreso de la CDMX, Morena está buscando prohibir la venta de cerveza y alcohol en todos los eventos deportivos (fútbol, béisbol, equitación) y en los eventos culturales (conciertos, exhibiciones de arte, palenques), pero ayer, en un evento de la Comisión de Salud del Senado, se mencionó por primera vez ampliar la prohibición a toda la publicidad y a los patrocinios de los equipos deportivos, con lo que Tecate ya no podría patrocinar a los Tigres o a las Chivas, ni Corona al América o al Toluca, por mencionar algunos ejemplos en el fútbol. Los argumentos son el alto grado de alcoholismo que hay en la población mexicana y la violencia en los estadios, pero ambos son tratados de manera poco seria por los funcionarios de la Secretaría de Salud.

Además, esto es un sinsentido frente a lo que vemos que está aconteciendo en las ligas deportivas más exitosas del mundo: Heineken patrocina a la Liga Europea (UEFA) o Budweiser a la FIFA, incluido el Mundial de Qatar. Con esos recursos se modernizan estadios y se asegura tener a jugadores de nivel, pero a México se le quiere migrar a otra posición, una de prohibiciones.

Los funcionarios de los medios públicos también están haciendo lo mismo y quieren, vía los Derechos de las Audiencias, meter mano a la programación y a los contenidos de los informativos de la radio y TV privadas. Ahí están los tuits de varios de sus directivos, apoyados con iniciativas de ley presentadas por legisladores de Morena. Ellos desearían nombrar, desde el Estado, a comisarios en cada estación y tener la prerrogativa de analizar la información que se da en cada noticiero, y si ésta es “veraz” o no.

Y esa línea de censurar la información, que es desfavorable, también está siendo aplicada por la exsecretaria de Educación, Delfina Gómez, ahora precandidata de Morena al Estado de México, quien tiene denunciados ante el INE a varios periodistas, alegando “violencia política de género”, cuando éstos sólo han reproducido que hay contra ella una sentencia condenatoria firme de autoridad judicial por haber malversado recursos públicos de la alcaldía de Texcoco mientras era alcaldesa, y por haber facilitado, vía donativos, su entrega a Morena.

Así, varios de Morena vinculados a AMLO están pasando de la sana crítica y política de contraste, a intentar ejercer medidas regulatorias y legales para forzar su visión de las cosas: desde prohibir patrocinios, hasta censurar informativos y acallar a periodistas. Se ve que, a dos años de terminar el sexenio, algunos quieren dejar normas acordes a sus intereses, pero todo ello nos lleva a un régimen de prohibiciones en el que las libertades de los mexicanos se nos restringen.

En qué acaben estos temas dependerá de la posición del Presidente. Pronto sabremos si sigue en el ánimo del famoso “prohibido prohibir”, o si, por el contrario, le está pasando lo mismo que a muchos mandatarios en sus últimos años de poder: dan coletazos para tratar de demostrar su poder y cercenar libertades/derechos que dábamos por hecho. Este periodo legislativo será clave para ver si los radicales le imponen su agenda al Presidente, o si éste sigue pensando en un régimen de libertades. Su legado, en entredicho. Pronto lo sabremos.

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