Macron visitó China y Lula puso sus barbas a remojar. Ya Napoleón había dicho que el gigante dormido podía sacudir al mundo. Ahora empresarios franceses y brasileños quieren aprovechar este despertar.

Mientras en países como Estados Unidos y México, la preponderancia china es todavía una idea que está por materializarse, en regiones completas como Europa continental, Centro y Sudamérica ya es una realidad. Lo mismo es en el caso de Medio Oriente o Ucrania.

Desde 2017 el presidente francés ha visitado varias veces suelo chino con la convicción de que la geopolítica ya no sólo se juega del lado del Atlántico. Esta vez se ha dejado acompañar de 6 decenas de líderes empresariales y resaltan los de Electricidad de Francia y Airbus.

El atractivo chino ha superado el plano comercial y ahora incluye finanzas verdes, intercambio de tecnología y entendimientos de seguridad. Un asunto en disputa es África, donde Francia tiene influencia histórica y China ha aumentado sus negocios e injerencia política. Según el Concejo Europeo de Relaciones Exteriores, entre 2005 y 2022 la inversión de infraestructura china en el Norte de África (Magreb) supera los 80 mil millones de dólares (mmd). Asimismo, Argelia, nación nodal para los franceses, ha firmado dos acuerdos estratégicos con los chinos y solicitado su ingreso a grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); membresía también apetecible para Egipto.

Emmanuel Macron ha tratado de jugar como el buen policía con los chinos, mientras que a Ursula von der Leyen le ha tocado ser la mala en este viaje conjunto (6 de abril). La diferencia residió en cómo abordar la guerra de Ucrania. Macron se mostró receptivo ante el interés nacional chino. En contraste, la presidenta de la Comisión Europea demandó a China asumir una postura más determinante en el conflicto ucraniano, secundando las peticiones de los presidentes Zelensky y Biden.

Ni tardo, ni perezoso, el presidente brasileño también voló a Oriente. La política exterior brasileña es de las más prestigiadas en el mundo y aquí entendemos por qué. La neumonía no fue un pretexto para que Lula da Silva promoviera de nuevo una diplomacia exitosa en esta gira (12 de abril). Casi un tercio de las exportaciones brasileñas van a China. Para ponerlo en contexto, sus ventas agrícolas y minerales suman cerca de 90 mdd, más de tres veces lo que exporta Francia (24 mmd).

Los brasileños han acertado en forma y fondo. Han cuidado el protocolo. Han acompañado la visita con un amplio presupuesto y recursos para promover la relación bilateral con desarrollo económico y político. La meta es poner a Brasil en el centro de mapa mundial. Para ello es primordial mantenerse como el primer imán de inversiones chinas en América Latina. Además, Lula tuvo el liderazgo para colocar a Dilma Rousseff como la presidenta del Banco de Desarrollo BRICS, lo que sienta un precedente de habilidad política para los latinoamericanos.

El planeta está cambiando y los líderes de Francia y Brasil lo han entendido. Sus liderazgos personales están siendo clave para defender el interés nacional de franceses y brasileños, más allá de sus fronteras, con el gigante dormido, como lo predijo Napoleón.

Autor internacional y diplomático

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