De pronto, el campus de la UNAM amaneció sembrado de carteles y dibujos, infamantes y amenazantes, que manos anónimas lanzaron en contra del exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, quien al cierre de su ciclo en el instituto anunció su reincorporación como profesor e investigador en la máxima casa de estudios.

“Pobre UNAM”, había dicho el presidente López Obrador cuando Córdova hizo pública su decisión.

De la mano de propagandistas, “prensa amiga” y moneros turiferarios comenzó una campaña de aire fascista a través de la cual se convoca una supuesta “marcha del repudio” que en próximos días irá del Metro CU al Instituto de Investigaciones Jurídicas, del que Córdova fue coordinador del área de Derecho Procesal y en donde impartió la materia de Derecho Constitucional.

La noche de 2018 en la que Andrés Manuel López Obrador arrasó en las elecciones presidenciales con una votación histórica, Córdova recibió una llamada del candidato ganador. AMLO estaba eufórico esa noche. Le agradeció a Córdova haber conducido la elección de manera impecable y, en plena embriaguez de triunfo, le aseguró: “Pasarás a la Historia”.

Pero la luna de miel duró solo unos días. El amor se trocó en resentimiento, y más tarde en odio, cuando la Unidad de Fiscalización del INE demostró que Morena había saqueado el dinero del fideicomiso “Por los demás”, que supuestamente recababa fondos para las víctimas de terremoto de 2017, y que en realidad fue un mecanismo empleado por Morena para obtener recursos de manera ilegal, a través de un instrumento de financiamiento alterno operado por varios santones del partido: Pedro Miguel, Julio Scherer, Bertha Maldonado…

El INE descubrió los videos de seguridad que mostraban la manera en que el secretario particular de AMLO, Alejandro Esquer, encabezó un carrusel que hizo fila en 16 sucursales de Banca Afirme para hacer depósitos de 50 mil pesos por un total de 44 millones.

La cuenta de “Por los demás” recibió en total 78 millones 818 mil pesos. Más tarde, 56 personas, ligadas todas a Morena, hicieron retiros por 64 millones. Según el INE habían actuado “bajo un esquema de organización y coordinación orientadas por el mismo fin”: borrar el rastro del dinero, de manera que no fuera posible determinar la manera en que llegó a candidatos, legisladores y operadores electorales encargados de garantizar el triunfo de AMLO.

La manera en que la operación fue desnudada a unos días del triunfo del hombre que se presentaba como paladín de la honestidad, hizo que AMLO acusara a los consejeros del INE de haber perpetrado una vil venganza en su contra, a consecuencia de su triunfo. Acusó a Córdova y al consejero Ciro Murayama de querer “enlodar una acción humanitaria”.

La prensa dio cuenta pormenorizada de la manera en la que las víctimas del terremoto fueron despojadas. El INE impuso a Morena una multa de 197 millones de pesos.

A partir de ese día López Obrador dejó de considerar que Córdova y Murayama harían Historia y los incluyó en su para entonces muy abultada lista de “enemigos de la transformación”.

El segundo choque vino tras la negativa a quitar seguros médicos y prestaciones a los trabajadores del INE y por preguntar a la Corte si era constitucional que el presidente fijara su sueldo de manera unilateral y bajara en automático los de todo el sector público.

Se diría que hubo otros tres momentos clave para el encono: el retiro de la candidatura del impresentable Félix Salgado Macedonio, el haber limitado la sobrerrepresentación de Morena en la Cámara de Diputados al estricto 8% y, finalmente, el haber derrotado los planes para destazar, mermar y maniatar al INE: Córdova y Murayama habían denunciado que el proyecto de reforma y el llamado Plan B de López Obrador eran en realidad una amenaza a la democracia mexicana.

López Obrador les puso el dedo a los consejeros que durante estos años se negaron a plegarse a sus deseos, y como la única relación que es posible establecer con él es, como se ha visto, la del sometimiento, inició la serie de insultos y diatribas que marcaron el arranque de la persecución política en contra de Córdova y Murayama: una persecución de la que han tomado parte, a través de declaraciones tan falsas como calumniosas, el presidente de Morena, la jefa de Gobierno, el secretario de Gobernación e incluso el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien ha amenazado a los exconsejeros con sanciones penales.

Mención aparte merece, como monumento a la abyección, la carta que el gobernador de Veracruz dirigió a Córdova, celebrando que “usted ya se va” y acusándolo de haber vivido “de los privilegios anticonstitucionales que un régimen corrupto y en decadencia le otorgó”.

Como parte de esa campaña figura también un video lanzado por Morena, en el que se anuncia el inicio de “una etapa de verdadera democracia” y el “adiós de una época en la que los consejeros se llenaban los bolsillos… con los recursos del pueblo”.

El mensaje es claro y va dirigido a los nuevos consejeros: ya saben cuál es el trato que recibirán si no se someten. El mensaje es claro y va encaminado a estigmatizar al INE y preparar el camino para que en 2024 se dé el resultado que López Obrador está buscando.

Advertidos estamos.

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