En el análisis de los técnicos que están al frente de los equipos que disputan las semifinales del , es el turno de Andrés Lillini, de los Pumas, y Robert Dante Siboldi, del Cruz Azul. De historias diferentes para llegar al mando de estos equipos, el primero es la revelación del torneo y el segundo, que ya fue campeón, carga con su parte de la deuda que tienen los cementeros después de tantos años sin lograr el campeonato.

Primero vamos con Lillini, de quien conocemos la historia de cómo pasó de ser el encargado de las fuerzas básicas del club Universidad al técnico revelación de la Liga MX , lo que —además— le ha valido para extender su contrato como estratega del primer equipo. Y muchos dirán que ponerlo a dirigir, tras la intempestiva salida de Míchel, fue un gran acierto del presidente del Patronato, Leopoldo Silva, y sus subordinados, pero a esas personas les falta sinceridad, ya que con esos problemas previos al arranque de la competencia pocos eran lo que veían a este equipo peleando por llegar a la final, con registro de solamente un partido perdido.

La llegada de Lillini a los Pumas tampoco tiene que ver con la actual directiva. De hecho, fue en la era de Rodrigo Ares de Parga que el argentino llega a La Cantera, para hacerse cargo del nuevo proyecto de la institución con los juveniles. Más allá de esta historia, lo que ha generado este hombre con un plantel modesto, porque no tiene nada de malo reconocerlo, ha sido realmente para destacar.

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A los Pumas se les reconoce por lo que le aportan Alfredo Talavera, Carlos González y Juan Dinenno. Un estilo directo y reconocible, que necesita de su gente por las bandas para poder tener balones en busca de sus delanteros centro, quienes se han beneficiado —el uno del otro— para complementarse y marcar entre los dos 15 de los 30 tantos (dos fueron autogoles) que tiene el equipo hasta ahora. Y aunque mucho se ha hablado del renacer de La Cantera, en el partido de vuelta de los cuartos de final ante el Pachuca, solamente tres de las fuerzas básicas fueron titulares y otros dos tuvieron actividad de cambio, así que aunque tenía el conocimiento de varios jugadores jóvenes del club, su valor va más allá, al gestionar de buena manera a los refuerzos nacionales y extranjeros.

Siboldi fue campeón de Liga con el Santos en el Clausura 2018, y después de una extraña decisión de tomar a un Veracruz desahuciado, cayó con el Cruz Azul, al que le ha impuesto personalidad. Pero lo que ha generado con los cementeros no solamente tiene que ver con el carácter. En lo futbolístico, y aunque terminó la fase regular del torneo con cuatro derrotas en sus últimos cinco juegos, lo que planteó para la ida de los cuartos ante los Tigres fue para resaltar. Le ganó la partida a Ricardo Ferretti, atacó las debilidades de los felinos (sobre todo la zona de Diego Reyes) y después los llevó a la desesperación, hasta eliminarlos con su propio estilo defensivo en la vuelta en el Azteca.

Los 10 partidos del cancelado Clausura 2020 y una buena parte del Guardianes, Siboldi impuso su sello e hizo fuerte a este Cruz Azul, que —si vuelve a comportarse como en el partido de cuartos en el Volcán— puede meter en graves problemas a los Pumas de Lillini, que solamente parecen tener un punto en contra y lo mostraron en la vuelta de su serie ante el Pachuca: poca respuesta al verse apretados (o abajo en el marcador), al ser un plantel con pocas opciones de peso entre sus cambios.

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