México es el primer lugar en obesidad infantil, el segundo en adultos. El 45% de la población masculina y el 43% de las mujeres mexicanas tienen problemas de sobrepeso. No hay actividad física en las escuelas desde marzo; inició el ciclo escolar 2020-21 de manera virtual, en la televisión o vía Zoom, y nada de deporte, nada.

Enfermedades habituales y en crecimiento en México, más que el Covid-19, son la hipertensión y diabetes. La tasa de hospitalización por esta última alcanza 248.5 personas por cada 100 mil habitantes, el doble del promedio en América Latina.

En nuestro país, se declaró —desde hace cuatro años— alerta epidemiológica por diabetes y obesidad. Tres de cada 10 niños sufren de sobrepeso y obesidad. Con el Covid-19, el IMSS aceptó en junio, por medio del jefe de Pediatría, Arturo Flores Hernández, que no se han llevado las rutinas adecuadas —en la pandemia— para el manejo de niños con obesidad.

La Unidad de Inteligencia Financiera confirmó hace unas semanas que presentó una denuncia ante la Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción para que se consigne una carpeta de investigación ante un juez, con el fin de que se determine el grado de responsabilidad de enriquecimiento ilícito que señala al presidente de la Federación Mexicana de Natación.

Irma Eréndira Sandoval, titular de la Función Pública, confirmó que —durante el primer semestre de 2009— un grupo de funcionarios de la Conade desvió 50.8 millones de pesos del Fodepar (Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento).

Podríamos seguir enlistando los problemas no resueltos por la Conade. La activación física es parte fundamental de las funciones de esta dependencia, evitar las enfermedades en la población, no solamente el deporte de alto rendimiento. No es ganar medallas en Mundiales, Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos; es la dependencia encargada —según su propia definición— de fomentar y promover la cultura física, la recreación y el deporte en nuestro país.

Han fallado, porque están muy confundidos. En el segundo Informe de Gobierno del presidente López Obrador, ni una palabra sobre estos temas. En el documento de casi 500 páginas, entregado al Congreso, pocos bullets, y todos para presumir apoyos económicos a deportistas, nada de cómo combatir enfermedades, mucho menos de la corrupción evidente en dependencias; dinero de usted.

Hay que reconocer que no se ha hecho maldita la cosa para sacar adelante al país en materia de activación física, para que los funcionarios corruptos paguen sus fechorías. Sí se pueden arreglar las cosas en el deporte, pero antes hay que reconocerlo y actuar desde la cabeza. No todo son medallas.

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