Olvidándose de ese afán de comunicar, de gritar a los cuatro vientos que la Liga MX y la no son el mismo ente, que toman decisiones autónomas y que cada dirigencia vela por intereses particulares y no generales que tienen que ver con el futbol nacional, sería un muy buen momento de unirse para acabar con la crisis del arbitraje.

Es indigno, para una Liga que pretende ser una de las mejores del planeta, observar lo sucedido en tres de los cuatro partidos de ida de los cuartos de final. Y sólo tres porque este texto se escribe en pleno encuentro Chivas contra Atlas, donde —obviamente— no podemos adivinar lo que sucedió.

Óscar Mejía, Luis Enrique Santander y Fernando Hernández han hecho de nueva cuenta el ridículo, con la pésima aplicación de las reglas y la soberbia que los ha cegado, llevándolos al límite, a tocar fondo, como si fueran alcohólicos. Debe ser muy preocupante que se presenten informes desde la Comisión de Árbitros a Yon de Luisa , presidente de la Femexfut, donde todo es positivo, donde los errores cada vez son menos y donde las “decisiones arbitrales son... correctas”. Preocupante, porque es como hacer trampa en el solitario y festejarlo, porque definitivamente es normal que en un partido existan más aciertos que yerros arbitrales, pero cuando son tan grotescos como los que se vivieron en los cuartos de final de ida, debe ser, insisto, extremadamente preocupante para la cúpula del futbol nacional.

En América hay indignación, claro que en Tigres hay enfurecimiento y en San Luis resignación, imposible hacer algo. Por eso, Mikel Arriola debe tomar una decisión, seguir o no seguir con el arbitraje ofrecido por la Federación Mexicana de Futbol, porque como ellos mismos presumen, nada tiene que ver una organización con la otra; entonces, tendrían todo el derecho en contratar el arbitraje que mejor les parezca para su Liga.

Los árbitros reciben dinero de los equipos, ellos se mantienen gracias a las cuotas que le cobran a los clubes, así que incluso pagando, reciben un servicio de pésima calidad. Es momento también de que los dueños presionen y en verdad se metan al fondo en este tema, porque vienen y vienen quejas a lo largo del torneo, pero al momento de tener la palabra y pedir que se mejore en el arbitraje o buscar otra opción, ya no dicen nada, y quien calla es tan culpable como el que no quiere mejorar.

En esta Liguilla, el arbitraje tendría que ser de lo que menos se hable, pero otra vez no es así, y no es así porque —mientras sigan llegando los reportes de que todo está bien y bajo reglamento, mientras sigan sin reconocer que el arbitraje mexicano está enfermo— seguirá todo igual.

@gvlo2008 - gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

 
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