Van a pasar muchos años, seguramente, para volver a una final olímpica y ganarla. Esa gran conquista del futbol mexicano parece irrepetible. A la generación de Lainez, Vega, Córdova, Antuna, Rodríguez, Aguirre, Montes, Vásquez, Esquivel y compañía, no le alcanzó para, por lo menos, acariciar el metal dorado. A estos muchachos les sobró esfuerzo, pero les faltó futbol, ante Brasil, en

Les sobró valentía en 120 minutos,

pero les temblaron las piernas en los penaltis. Lo escribí en mis redes sociales: “En esta clase de juegos, no basta con el derroche físico; si no hay futbol, estás en desventaja. México respetó demasiado a Brasil, no se tuvo confianza para atreverse a ser igual o mejor. Celebrar el esfuerzo, no es consuelo”.

Tengo grabadas dos imágenes del juego ante la Verdeamarela: la primera, de Dani Alves cuando terminan los 90 minutos y van a los tiempos extra. El capitán se dirige al mediocampo y con gritos y golpes de su mano izquierda a la palma de la derecha va motivando a sus compañeros; México, en silencio, nadie levantaba la voz, nadie incitaba a “seguir en la batalla”.

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La segunda, cuando nuestros futbolistas se acomodaron en el mediocampo antes de comenzar los penaltis. Se les veía una cara de espanto, de terror, a Mora, Aguirre, Angulo, Alvarado, Montes, Vásquez y los demás. Aguantaron estoicos y llevaron el partido hasta donde querían, los penaltis, pero no estaban preparados para soportar la presión de ganar en esa instancia.

Me han preguntado por qué se ganó el título olímpico en Londres 2012 . La respuesta es muy sencilla, aunque el desarrollo de la ejecución es complejo: Se creyeron tan importantes y competitivos como los brasileños, tuvieron una fe inquebrantable en el grupo en momentos adversos, jugaban bien, su mente estaba conectada con lo que querían, se propusieron trascender, ser inmortales. Este es el ejemplo para el que lo quiera tomar, y no sólo en el ámbito deportivo.

Ojalá que México tenga la misma hambre que Japón

para quedarse con la medalla de bronce. La realidad es que los mexicanos recibieron un golpe muy duro al quedar marginados de la pelea por el primer lugar del torneo, así que podría haber desánimo entre los jugadores.

El técnico y su grupo de trabajo deben hacer una labor titánica para levantar al plantel, porque subir al podio de unos Juegos Olímpicos es una experiencia única, que difícilmente se vuelve a presentar. La Selección Mexicana debe salir con su mejor equipo , es el lugar ideal para cobrarse la derrota en la etapa de grupos. Es más, es el momento ideal para la revancha de los Juegos de México 1968, cuando Japón le quitó el bronce a nuestro país.

 
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