Con una por el pasado y una tristeza profunda por no poder llamar a mis padres para comentar las peleas, anoche me invadieron los recuerdos de cómo consumía boxeo en mis años mozos.

Mis padres, Blanca Amaya y Tito Amador, fueron grandes apasionados de este deporte. Tanto, que siendo yo un niño, me sentaban en sus piernas para ver las primeras veladas de las que guardo memoria. Desde los años 70, no he dejado de ver boxeo, sábado a sábado. Las reuniones familiares frente a la televisión eran un ritual sagrado; una vieja Philco de bulbos y en blanco y negro, con acabados de madera, nos mantenía pegados a la pantalla.

Esa misma caja electrónica congregó en mi casa a un nutrido grupo de mexicanos y nicaragüenses el 23 de noviembre de 1974, cuando Alexis Argüello noqueó a Rubén Olivares. Nunca sabré cuántos estábamos viendo la pelea, pero recuerdo que las botellas de Coca Cola, de ron Flor de Caña, y las de cerveza Superior fueron invitadas de honor.

Ayer me preguntaba lo siguiente: ¿cómo pasé de estar frente al televisor, a estar dentro? Gracias a la pasión boxística y futbolística que heredé de mis padres, la vida me llevó a ser deportista de tiempo completo y, con los años, narrador y comentarista deportivo.

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El jueves, Netflix anunció a su elenco de comentaristas en español para Canelo vs. Crawford, del que honrosamente soy parte. La noche del 13 de septiembre estaré trabajando junto a Claudia Trejos, Raúl Diamante Márquez, Abne Mares, Carlos Aguilar y Lindsay Casinelli. Sin duda, Netflix le está dando una enorme importancia al mercado del boxeo en español, a nivel global, y eso se agradece desde el corazón.

Netflix tiene más de 300 millones de suscriptores y presentar en vivo una de las peleas más grandes de la historia, sin costo extra para su audiencia, es histórico.

El boxeo en México y Estados Unidos ha pasado de las transmisiones en blanco y negro a TV de color, luego a los circuitos cerrados y finalmente al modelo de pago por evento (PPV). Hay que mencionar a mi querido amigo Fernando Beltrán, precursor de que el boxeo en México volviera a la televisión abierta. Desde su regreso, por TV Azteca en 2006, el pugilismo mexicano no ha dejado de crecer.

Con la llegada de Netflix y TKO, la forma de consumir boxeo va a cambiar para siempre. Vayan olvidándose de los PPV. Ahora, quien paga no será el aficionado, sino las marcas.

Este 13 de septiembre estaré en una de las transmisiones más grandes e históricas de boxeo a través de Netflix, donde —por cierto— dos mexicanos (Eddy Reynoso y Canelo Álvarez) serán protagonistas.

Quién diría que aquella vieja Philco en blanco y negro fue mi primer paso rumbo los medios de comunicación, una trayectoria que hoy casi cumple tres décadas.

¡Gracias a Netflix, gracias a TKO, gracias a Riyadh Season, por la oportunidad y por lo que están haciendo por el boxeo!

@ErnestoAmador

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