Andrés Neuman y su esposa se embarazaron durante la pandemia. ¡Felicidades! En su revelador libro, Umbilical, publicado por Alfaguara del grupo Penguin Random House en junio de 2022 en México, el novelista, cuentista y poeta cuenta, percepción por percepción, la aparición de un nuevo ser en el vientre de su chica. Desde el primer registro este invitado de la madre, porque es varón, llama poderosamente la atención y cambia la vida de esta amorosa pareja que ahora habita en la tierra de Lorca. Hay un momento en que el autor confiesa, “agazapado al fondo del pasillo, el dinero espera a que te duermas para quitarme el sueño”, pues sí, la preocupación de la gran mayoría de los padres. Umbilical está lleno de amor; “existo en la medida que me pruebas, dice Neuman, y celebramos con él esa entrega absoluta al niño que ahora es dueño de la casa.

Andrés Neuman es argentino, “medio judío”, revela, y también editor. Con un estilo silencioso para no despertar al bebé, escribió los textos de este libro que apuesto a que le salieron del corazón. “El futuro nos cuida”, musita ante el rostro sonriente que lo subyuga, que en la tercera parte señalará “los brazos donde vivo”, como una prolongación de su pequeño cuerpo. ¿Será futbolista, tenista, productor de vino, poeta, bandonionista? El padre no lo expresa, por ahora se detiene en grandes detalles como, “los sabores del mundo. Los que lee tu boca en su libro de agua”, y que espera que su hijo le revele en algún momento, sin perder de vista, “que nadie puede ni debe tener todo”. Sí, quizá lo sepan, todo eso pasa con un hombre cuando se convierte en padre. El autor dividió el libro en tres partes. Los textos son breves pero muy intensos. De tal suerte que la mejor lectura es la que se hace despacio. Una lectura tántrica . Cada palabra, cada línea, cada texto son una revelación y son 100, ¿y cree usted que puede escapar a su encanto? La invitación es para que lo descubra.

Desde que el bebé se manifiesta en el vientre de su madre, se convierte en interlocutor. Su padre habla con él, le hace saber, por ejemplo, “Ojalá no te importe el garabato genital, su proyecto semántico ”, es que aún no se nota su sexo y el escritor no quiere equivocarse; poco después le confiesa, “tu madre y yo te impondremos un nombre: es una libertad y un acto de violencia”. Por supuesto que la conversación es larga, Andrés aprovecha para contarle sus miedos, su sorpresa continua, sus ansiedades; le comenta también algunas de las experiencias de la madre; por ejemplo, las patadas, la forma en que se desplaza.

Se guarda muchas dudas como esta, “¿subirán las mareas en las aguas amnióticas?” Le canta, disfruta los asombros, “no puedes todavía abrir los párpados y ya nos haces ver”, le da espacio a su inquietante imaginación, “no veo bien tu cara, pero te me pareces”, y practica una manera de darle confianza, “tu mundo es mundo, aunque seas el único habitante”, y humildemente le aclara, “soy este que te aguarda sin gestarte”, y un día llega. Regocijo. Andrés Neuman describe esos días como lo más extraordinario de la creación. Señala que eres “tan pequeño que aún no te caben los dedos en los pies”. Y sigue, y aunque su voz no se agota, tiene la delicadeza de prestarte la voz, para que nos cuentes tus primeras impresiones junto a esa pareja que te amó antes de conocerte y que continúa en eso con toda la dulzura. Y nosotros, desde acá, nos sumamos para enriquecer ese sentimiento.

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