Con varios ademanes horrorosos.
Los montes de parir dieron señales;
Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
Infundieron pavor a los mortales,
Estos montes, que al mundo estremecieron,
Un ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores que en voces misteriosas
Estilo fanfarrón y campanudo
Nos anuncian ideas portentosas;
Pero suele a menudo
Ser el gran parto de su pensamiento,
Después de tanto ruido sólo viento.

La propuesta en diapositivas de la reforma en pensiones presentada hoy en la mañanera por el Presidente es un auténtico parto de los montes. Sin embargo, el ratoncito que parieron es peor que la pandemia para la economía.

¿A quién se le ocurre aumentar el costo de la nómina en pleno crecimiento del desempleo? Los cálculos de la SHCP deben ser muy certeros para que se pueda explicar cómo se va a incentivar la actividad económica aumentando en el costo de la nómina.

Bajo la bandera, que paguen los patrones la seguridad social, se impone al consumidor de bienes y servicios que producen las empresas una contribución más alta a través de las cuotas del seguro social. Hasta aquí llegó la promesa de campaña de que el incremento impositivo sería hasta después de las elecciones del 2021.

Mientras el resto del mundo otorga incentivos para la recuperación del empleo, la gran idea en México es aumentar las cuotas patronales. Si la reforma pasa, la nómina costará, dependiendo el promedio de las remuneraciones, entre 4 y 5 % más, y de la gradualidad de la aplicación.

Si se considera que en menos de dos meses se perdieron más de un millón de empleos que se pretenden recuperar en los próximos dos años, entonces la reforma es inoportuna, salvo que el gobierno tenga otros datos.

Es un parto de los montes porque tiene mucho ruido con el viento que provoca, incluye hasta una reforma constitucional que reconoce el derecho humano a la pensión, se presenta con bombo y platillo, aprovechando dos figuras creadas en 1997 con la Nueva Ley del Seguro Social: la pensión mínima garantizada y la cuota social. No hay nada realmente novedoso.

La reforma propone que la pensión mínima garantizada se obtenga con menos semanas de cotización, hoy 1250 semanas (22 años de trabajo en la economía formal) y pasaría a 750. Esto beneficiaría a los trabajadores que llegarán a los 60 años en la próxima década. La información disponible en las diapositivas menciona que aumentará a 1,000 gradualmente.

También, modifica su monto, que puede ser mayor a la actual con base en la edad, tiempo de cotización y salario hasta 2.2 salarios mínimos. Hay que esperar para conocer los supuestos y los requisitos de acceso que seguramente se contienen en la iniciativa que no se conoce.

El gran cambio anunciado sólo atiende a la tercera parte % de la población económicamente activa -que es la formal o que ha sido formal durante su vida laboral- y cotiza al IMSS. El ISSSTE queda fuera y todos los regímenes especiales que causan un desequilibrio presupuestal como son los sistemas de jubilación contractuales de las entidades públicas como PEMEX y CFE.

La cuota social no se inventa. Esta ya existía desde 1997 y tiene como propósito la solidaridad con los trabajadores de menores ingresos y el incentivo a la formalidad. La reforma propone que los dos tipos de aportaciones gubernamentales se fusionen en una sola y, según las gráficas, y no aumenta el costo fiscal.

Hay que señalar que cualquier aumento en derechos, mayor tasa de remplazo en la pensión y más numero de pensionados, unido a una disminución de las aportaciones, menor número de semanas de cotización, conlleva un esfuerzo presupuestal y si se trata de pensiones este se expresa en porcentajes del Producto Interno Bruto.

Con la información disponible se intuye que este será importante. El financiamiento de la cuenta individual disminuye del 22 al 15 % y el 82 % será cubierta por pensión garantizada con recursos fiscales. Esto puede significar que el presupuesto destinado a pensiones no disminuya en los próximos 40 años del 5 o 6 % del PIB. Tal y como sucede actualmente. Es inaplazable que la opinión pública conozca las proyecciones de la SHCP para evitar especulaciones.

Hay muchas incógnitas. La iniciativa se presentará a la Cámara de Diputados y sólo entonces se podrá hacer un análisis más profundo y certero, pero lo que se mostró en la mañanera más se parece a un parto de los montes y dista mucho de ser una reforma integral en pensiones, que sea universal, viable financieramente, no afecte el mercado de trabajo y sea lo más neutro en la fiscalidad de las empresas.

Socio Director de Sideris, Consultoría Legal
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