Atender el bono demográfico que representan adolescentes y jóvenes en México a través de protección, seguridad, desarrollo y participación en un Sistema Nacional de Cuidados es una forma de sumar a 37.7 millones de personas a la construcción de un México de libertades, oportunidades y bienestar e iniciar el proceso transformación del México violento, al México de oportunidades.

Datos para entender la magnitud de las oportunidades y los riesgos: Según datos del INEGI, en México residen alrededor de 37.7 millones de personas jóvenes, comprendidas entre los 12 y 29 años, lo que representa aproximadamente el 30% de la población total del país, estimada en 125.5 millones. Del total de jóvenes, un 63.4% (23.9 millones) vive en 77 áreas metropolitanas, mientras que un 36.6% (13.8 millones) reside en zonas rurales.

El suicidio es un grave problema de salud mental en México. En 2023, el grupo de edad de 25 a 29 años registró la tasa más alta, con 11.6 suicidios por cada 100 mil personas, seguido por el grupo de 20 a 24 años, con 10.6 por cada 100 mil. Además, se reportaron tasas de 2.1 y 7.7 suicidios por cada 100 mil personas en los grupos de niños (de 10 a 14 años) y adolescentes (de 15 a 19 años), respectivamente.

México se encuentra a la cabeza en lo que respecta a embarazos en adolescentes entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), registrando una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años.

En 2022, las autoridades registraron 32,223 víctimas de homicidio, de las cuales el 49.7% (16,021 personas) tenían menos de 35 años. Dentro de este grupo, se contabilizaron 2,233 víctimas de 15 a 19 años, 198 entre 10 y 14 años, 88 entre 5 y 9 años, y 68 entre 1 y 4 años. Trágicamente, también se reportaron 61 bebés de un año como víctimas. La franja más afectada fue la de 25 a 29 años, con 4,767 fallecimientos, seguida por 30 a 34 años, con 4,460 defunciones, y 20 a 24 años, con 4,157 casos reportados.

En los últimos tres periodos gubernamentales, hemos presenciado un aumento alarmante en los casos de desaparición en México. Durante el actual sexenio, se han registrado 26 desapariciones diarias en promedio, contribuyendo a una cifra nacional de 111,000 personas desaparecidas. La franja de edad más afectada es la de 25 a 29 años, con 15,058 casos, seguida de cerca por el grupo de 20 a 24 años, con 14,729 reportes, y los jóvenes de 15 a 19 años, con 13,617 casos. Estos números reflejan una realidad desgarradora que requiere acciones urgentes y decididas para abordar este grave problema en nuestra sociedad.

Los daños enlistados, más el individualismo y la falta de vida comunitaria, desvían la trayectoria de personas adolescentes y jóvenes de un proceso de inclusión e innovación social y económica, perdemos talentos que producen riqueza en México.

Estas dificultades no solo afectan la cohesión familiar y comunitaria, sino que también provocan un aumento en el gasto en seguridad y un detrimento en la salud pública. Además, impiden alcanzar el objetivo de destinar al menos el 6% del Producto Interno Bruto a la inversión en educación, lo cual es fundamental para el desarrollo sostenible del país.

Las personas adolescentes y jóvenes deben ser parte importante de cualquier sistema de cuidado, ya que tienen necesidades específicas en términos de salud, educación, bienestar emocional y desarrollo económico. Los sistemas de cuidados en el mundo generalmente están diseñados para brindar apoyo integral a todas las etapas del ciclo de vida, desde la infancia hasta la edad adulta, incluyendo a las personas adolescentes y jóvenes.

Esto puede implicar acceso a atención médica, acompañamiento psicológico y de habilidades para la vida, programas de educación formal y no formal, capacitación en oficios, en programación y Tics, oportunidades creativas en torno al arte popular, contemporáneo y clásico, actividades recreativas y sociales, como deportes, arte, música, actoria social juvenil, eventos comunitarios y voluntariado. Es fundamental que los sistemas de cuidados desarrollen un enfoque integral y proactivo para atender las necesidades de salud de adolescentes y jóvenes, centrándose en la prevención, la educación, el acceso confidencial a servicios de salud y el apoyo integral para la salud mental, lo que llevaría a una mejora significativa en el bienestar general de estas poblaciones.

Algunas rutas para la implementación de un Sistema Nacional de Cuidados con enfoque en población adolescente y juvenil deben incluir:

Los adolescentes y jóvenes se “enferman poco” piensan que son infértiles, inmortales, invencibles, inmunes, por lo que, en lugar de centrarse en el tratamiento de enfermedades, el sistema de cuidados debería priorizar la promoción de la salud abordando los determinantes sociales de la salud y promoviendo estilos de vida saludables.

Atención integral y coordinada, el sistema de cuidados debe ofrecer una atención integral que abarque la promoción de la salud, prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de manera coordinada y continua. Esto implica una integración efectiva entre los diferentes niveles de atención y los diversos proveedores de servicios de salud.

El nuevo paradigma de cuidados en México debe garantizar la equidad en el acceso y cobertura a los servicios de calidad para todas las mujeres adolescentes y jóvenes, así como a todas las personas de 12 a 29 años que vivan o transiten por el territorio nacional, independientemente de su origen étnico, género, nivel socioeconómico o ubicación geográfica. Esto podría implicar medidas para reducir las desigualdades en salud, educación, formación para el trabajo y abordar las barreras estructurales que limitan el acceso y la cobertura en las 77 metrópolis de México y sus zonas rurales, esto último es uno de los grandes desafíos, ¿Como construir un sistema de cuidados para las zonas rurales?

El sistema de cuidados debe involucrar activamente a la comunidad de adolescentes y jóvenes en la planificación, implementación y evaluación de políticas y programas. Esto implica empoderar a las comunidades para que participen en la toma de decisiones sobre su propia salud y promuevan prácticas saludables en su entorno.

El nuevo paradigma debe aprovechar las tecnologías de la información y comunicación para mejorar la accesibilidad, la calidad y la eficiencia de los servicios. Esto incluye la implementación de sistemas de información de salud interoperables y el uso de datos para la toma de decisiones basada en evidencia y los modelos predictivos entre otros.

Financiamiento del Sistema Nacional de Cuidados puede ser federal, estatal, municipal, público, privado, mixto, tripartita, lo que implicaría abrir puertas incluso a sistemas mutuales para financiarlo.

¿Cómo se financiará, cómo se organizará, como se administrará, que grupos de atención prioritaria serán incluidos en el Sistema Nacional de Cuidados? La claridad en las respuestas de Claudia, Xóchitl o Jorge es crucial para determinar si el compromiso con la paz es genuino o simplemente retórica electoral. No hay tiempo que perder; la urgencia de abordar con ideas, innovación y voluntad política es evidente si realmente buscamos construir un futuro de paz y estabilidad para los adolescentes y jóvenes en México. Nos encontramos en un momento crítico, donde tenemos una oportunidad final para impulsar el desarrollo social y económico de estos 37.7 millones de mexicanas y mexicanos y así evitar un desastre que podría terminar de desgarrar nuestra nación o lograr el impulso social y económico que México requiere para para el año 2030.

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