La evolución en el uso de la tecnología se ha incrementado considerablemente en los últimos años, sin embargo, con el Covid-19 declarada por la Organización Mundial de la Salud en 2020 como pandemia, se aceleró de manera exponencial la utilización de la tecnología digital.  De acuerdo con la Dirección General de Cómputo y de Tecnología de Información de la UNAM, la emergencia sanitaria aceleró en 10 años habituarnos al uso y bondades de la tecnología.

Entre múltiples efectos que la pandemia trajo consigo para continuar con el desarrollo económico, social, educativo, entre otros, por parte de gobiernos, instituciones de la administración pública, organizaciones sociales, instituciones académicas, entre muchas más, encontramos los siguientes para el caso de nuestra nación:

• Los órganos legislativos, tanto el federal como los de las entidades federativas han ocupado, y muchos siguen utilizando plataformas digitales para las sesiones de comisiones o del pleno legislativo para la deliberación de diversas iniciativas, para votar decretos de reforma, adiciones o la generación de diversas leyes.

• Órganos autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE), responsable de la organización y desarrollo de las elecciones federales y en coordinación con los Organismos Públicos Locales, de las elecciones locales utilizan plataformas a distancia para la discusión y, en su caso, la votación de diversos asuntos de gran importancia para la vida democrática de nuestra nación.

• El uso de plataformas digitales como herramientas especializadas para la educación han permitido generar aulas a distancia y con ello, las y los profesores de distintos niveles educativos continúen impartiendo clases utilizando presentaciones online; estableciendo tareas y ejercicios a los que con estas plataformas se les da seguimiento; la elaboración de exámenes cuyas plataformas permiten emitir las evaluaciones de forma automática, entre muchas bondades más.  Hoy que las instituciones de educación, por ejemplo, han regresado a clases presenciales, siguen utilizando estas herramientas como insumos indispensables educativos auxiliares.

Con base en estas experiencias, es importante apuntar que el INE, entre sus múltiples atribuciones se encuentra la de contribuir a la construcción de una cultura política-democrática que sea consciente de la importancia de que las y los electores participen en elecciones y, ahora también, en ejercicios de participación ciudadana; de crear contextos de exigencia a los poderes públicos a través del acceso a la información y de construir opiniones críticas de manera presencial y ahora digital; y que la ciudadanía sea quien incida en la discusión de temas de interés colectivo, entre otros.

Por ello, el uso de la tecnología digital es vital en la conformación de una cultura cívica, ya que es posible llegar a un sinnúmero de ciudadanas y ciudadanas para acercarles información objetiva, por ejemplo, de plataformas electorales, de propuestas de candidatas y candidatos, de las formas adecuadas de votación, en la conformación de coaliciones o candidaturas comunes, la importancia de una consulta popular o de revocación de mandato, así como sus derechos políticos y electorales, entre otros.

Inclusive el INE, podría ahorrar importantes recursos al subir en plataformas digitales las guías y manuales de funcionarios y funcionarias electorales en lugar de imprimir dichos materiales; en capacitar a distancia sobre la forma de atender, acreditar y permitir el voto de la ciudadanía, etcétera.

Esto contribuiría a que la ciudadanía se familiarice con el uso de la tecnología en diversas etapas de los procesos electorales y a establecer una auténtica cultura cívica digital que le permita a la población avanzar hacia un esquema de votación diferente: el voto electrónico, por supuesto, con la necesidad de establecer los parámetros suficientes a la población para mostrarle las bondades del esquema digital, la seguridad en su implementación y delinear las rutas a seguir para su uso en nuestro país así como los retos que deben enfrentarse.  De lograrlo, el INE estaría alcanzando un esquema de modernización que implicaría transparentar las ventajas, los posibles riesgos y alcances de dicho voto electrónico bajo dos modalidades: el voto a través de urna electrónica o bien, a través del internet.

En México, en 2021 había casi 89 millones de personas usuarias de internet, lo que representó alrededor de 76% de la población de seis años y más.  Del mismo modo, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2021 del Inegi, revela que existen casi 92 millones de personas usuarias de telefonía celular, que ocupan para diversas interacciones digitales.

En este sentido, la inercia del esquema digital debe llevarnos como institución a modernizar y, eventualmente, instrumentar esquemas digitales de votación, como la referida para las y los mexicanos residentes en el extranjero que desde 2012, además de la vía postal, pueden optar por el voto por internet.  En la elección de 2021 casi el 66% prefirió el voto por Internet.

Consejera electoral del INE

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