El mundo se convulsionó por la pandemia que provocó el virus SARSCOV2, se paralizó la economía, el mundo tuvo un impasse, el turismo, la educación, el comercio, la producción, todo se colapsó, mientras muchas partes del mundo se preparan para recibir la cuarta ola, en México se recibió el semáforo verde con renovada esperanza.
nos visten como huéspedes y se quedan como amos…”
-Confucio
La vacuna aplicada en dosis masivas a la población, tuvo un doble resultado, por una parte la de brindar protección para evitar contraer el temible virus, y por la otra el escudo psicológico que brinda tener una vacuna que como efecto placebo nos da una tranquilidad personal y social.
La enseñanza que nos deja está devastadora pandemia que por desgracia no ha llegado a su fin, es múltiple, tenemos que construir un sistema de salud más robusto, tenemos que mejorar nuestra relación con el medio ambiente, tenemos que lograr una más armónica interacción entre todos los sectores de la sociedad mexicana para evitar que las desigualdades sociales y sobre todo económicas nos sigan asfixiando.
Pero también, tenemos que voltear nuestra mirada a otro tipo de pandemia que está empezando a asfixiar el mundo en que vivimos; me refiero a la farmacodependencia, que provoca más muertes de las que podemos imaginar y de las que podemos contabilizar.
Sólo en los Estados Unidos de América las muertes por sobredosis de drogas supera las 100 mil defunciones. Solo en ese país en lo que va del año se ha mostrado un incremento del 28.5% con respecto las cifras del año anterior, lo que constituye un verdadero escándalo.
Desde luego la farmacodependencia es un problema mundial, y el uso y abuso un problema de salud pública, el fentanilo es la principal causa de muerte por sobredosis, los opiáceos sintéticos se han convertido en la principal causa de muerte superando a las producidas por armas de fuego y accidentes automovilísticos y desde luego la gripa común.
Al ser el fentanilo muchísimo más potente qué es la morfina y la heroína, se convierte en una sustancia más cara, y más peligrosa, pero también ha crecido de una manera exponencial las sobredosis de metanfetaminas y otros psicoestimulantes que van hasta un incremento de un 48% más que el año pasado.
La soledad, la pobreza, el abandono, el desamor, la violencia son factores que han venido aumentando el riesgo de sobredosis de los farmacodependientes.
Es urgente que todos los gobiernos dirijan los reflectores y las políticas públicas para atender el problema de la drogadicción que lamentablemente cada vez con mayor virulencia está atacando a nuestros jóvenes.
Se nos parte del corazón cuando vemos a jóvenes, casi niños en las banquetas o abajo de los puentes vehiculares, respirando inhalantes tóxicos que utilizan para escapar de la realidad en que viven, pero al conocer las cifras mundiales que están saliendo en los medios de comunicación entorno a los farmacodependientes, ese dolor que sentimos se ha transformado en una alarma que nos obliga a exigir a todas las autoridades de salud de los 3 órdenes de Gobierno a la elaboración de políticas públicas que pongan en el centro a los jóvenes que están buscando salidas a una realidad agobiante y lacerante, a exigirles a las autoridades de los 3 niveles de Gobierno que elaboren las políticas públicas adecuadas para atender con urgencia la crisis de esta otra pandemia que es más mortal que cualquiera porque aniquila el cuerpo y también el alma.





