#freeOpenArms*

Para entender los movimientos de extrema derecha europeos debemos partir de dos puntos: 1) no son recientes; y 2) no sólo son populistas. Podemos mencionar los ejemplos en Europa del partido en Flandes (Países Bajos) Vlaams Blok fundado en 1978 o el más conocido caso del Frente Nacional Francés surgido en 1983; lo que resulta novedoso es justamente el poder de atracción que han experimentado en los últimos 10 o 15 años, particularmente a partir de un contexto regional post crisis financiera de 2008-2015. En este sentido, el populismo no sólo se manifiesta en la extrema derecha; de hecho, comparte con la izquierda radical el espíritu antiestablishment entendido como ser contrario a los partidos políticos tradicionales, que en el marco del Viejo Continente convergieron en el proceso de integración supranacional de la Unión Europea.

De esta manera, si bien resulta complicado caracterizar a los partidos de extrema derecha en Europa podemos afirmar que generalmente comparten dos puntos fundamentales: ya no reniegan de la representación democrática que les ha permitido romper “la conjunción de centros” y ganar espacios de gobierno, precisamente a partir de enarbolar el discurso de la identidad nacional contra la otredad. Es decir, frente a la diversidad y pluralidad de la realidad social europea, la extrema derecha vuelve a legitimar los discursos identitarios, básicamente antipluralistas; y este espacio ganado por la extrema derecha a su vez legítima el uso de la violencia o el odio como recurso fuera de la política.

En el caso de España e Italia, las fuerzas políticas de extrema derecha, además de compartir una razón económica -baste recordar que estos dos países fueron de los más castigados por las consecuencias macroeconómicas de la política de austeridad europea promovida desde el ámbito supranacional- y una razón política -como resultado de la incapacidad de los partidos políticos tradicionales y su pérdida de legitimidad junto con la fragmentación parlamentaria, más sistémica en Roma y ya innegable en Madrid-, también comparten una razón ideológica-cultural que permite explicar su poder de atracción: el rescate de valores tradicionales que definen lo nacional/europeo/occidental respecto a lo convulso que se presenta el mundo, lo que propicia cierta atracción por el autoritarismo como base para la búsqueda de estabilidad. Por este motivo, no es de extrañar que tanto Vox en tierras hispánicas como I Fratelli di Italia en el país de la bota ejerzan este poder a partir de un discurso fuertemente centrado frente a la migración, el más visible fenómeno consecuencia del complejo y contradictorio proceso de la globalización.

*Desde México exigimos la liberación del barco OpenArms porque salvar vidas no es delito. Véase:

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