Tal vez cuando usted escucha “personas refugiadas” se imagina a habitantes del Medio Oriente, huyendo de las guerras que azotan a esa región en convoyes de Naciones Unidas. O su mente puede irse hacia el Mar Mediterráneo, con embarcaciones repletas de personas de origen africano, corriendo grandes riesgos para escapar de la represión. Quizá la palabra le recuerde a las personas que, sorteando grandes peligros, llegan caminando en caravanas a la frontera sur de México.

En cualquier caso, usted tal vez está pensando en víctimas de situaciones de guerra, de violencia, de hambre o de persecución política. Y sí, su intuición es correcta: las personas refugiadas no emigran porque tengan ganas de dejar su país, o simplemente porque piensen que van a encontrar mejores empleos en otro lado. Son personas que se desplazan contra su voluntad, o, como dice la Convención de las Naciones Unidas Sobre el Estatuto de los Refugiados, son personas que, debido a fundados temores de ser perseguidas “por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas”, tienen que salir de su país forzosamente. No tuvieron elección para salvar su vida.

Pero, contrario a lo que muchas veces nos imaginamos, las personas refugiadas son una fuerza que aporta a la economía, la sociedad, la academia, las artes y las ciencias en los países que les abren las puertas. Las y los refugiados españoles, argentinos, chilenos, sirios, venezolanos, colombianos, haitianos y de muchas nacionalidades más que han llegado a México a lo largo de las décadas han formado comunidades vibrantes, con destacados integrantes en todos los ámbitos. México, sin duda, es un país más diverso y más rico gracias a ellas y ellos.

Hoy, esa tradición de asilo enfrenta grandes retos. Entre enero y mayo de 2020, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) recibió 19,211 solicitudes de asilo. Al momento, ha resuelto menos de una tercera parte, es decir, 6,062 solicitudes. De éstas, 4,092 personas fueron reconocidas como refugiadas (68%). Además, hay un gran número de solicitantes de asilo en 2020 en espera de sus procedimientos ante la COMAR ya que, por la contingencia sanitaria, ésta suspendió los plazos de manera indefinida para procesarlas. Esto ha afectado a más de 20,000 personas, quienes están en la incertidumbre de no saber qué va a pasar con su caso y hasta cuándo tendrán respuesta.

Las políticas migratorias derivadas de la firma del acuerdo entre México y Estados Unidos de junio de 2019 no están contribuyendo a honrar nuestra tradición de asilo. Las autoridades migratorias han abandonado a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en zonas del sur del país y ante la pandemia, no están brindándoles atención médica preventiva e integral. No se puede hablar de una “nueva normalidad” sin pensar en las personas refugiadas y solicitantes de asilo. México seguirá recibiendo a personas en tránsito, solicitantes de asilo y refugiadas. Los problemas que los obligan a dejar sus países no van a desaparecer, por eso nuestra respuesta debe estar a la altura del reto.

Usted, que lee esto, puede contribuir de manera muy significativa. El primer paso es, sin duda, cambiar la forma en la que vemos a las personas refugiadas. Le invitamos a verles como personas, con derechos y obligaciones, como mujeres y hombres que contribuyen para que México supere esta crisis sanitaria y económica. Con la campaña #YoElijoVerles, nuestras organizaciones buscan derribar prejuicios y abrir avenidas de entendimiento, generosidad y comprensión. Nuestro país tiene un prestigio bien ganado en el mundo como un país que recibe con los brazos abiertos a quien no tiene donde acudir. Honremos esa tradición de asilo y volvamos a ser ejemplo de una nación solidaria en el mundo y una sociedad realmente abierta, diversa y plural.

Ana Lorena Delgadillo es Directora Ejecutiva de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho. Gretchen Kuhner es Directora General del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI). Alejandra Macías es Directora de Asylum Access México. Ana Saiz es Directora General de Sin Fronteras IAP.

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