La idea no es mala, pero tampoco original. En I’m Your Woman, la cineasta norteamericana

Julia Hart nos presenta a Jean (la actriz Rachel Brosnahan tratando de quitarse de encima su

personaje de Midge en The Marvelous Mrs. Maisel) una mujer joven, solitaria y previsiblemente

aburrida que vive en una casa con gran jardín. Ella está casada con Eddie (Bill Heck) y ambos

han tratado, sin éxito, de tener un bebé.

Un día, sin previo aviso, Eddie llega a casa con un pequeño bebé y, como quien regala una

mascota, se lo entrega a Jean. “Todo está arreglado, es nuestro hijo”. Así, en un instante, Jean

pasa de ser una aburrida ama de casa, a una madre que no sabe ni tostar un pan pero que

ahora tiene bajo su responsabilidad a un niño.

Las sorpresas no acaban ahí. Una noche, un amigo de Eddie llega intempestivamente a la casa

de ambos y se lleva a su mujer y a su hijo (ahora llamado Harry) a un lugar “seguro”, otra casa

equipada con comida y con fórmula para el niño. Una vez ahí, le ordenan esperar a Cal (Arinzé

Kene) un empleado de todas las confianzas de su marido. No debe hablar con nadie, no debe

ver a nadie y no debe preguntar nada.

Resulta que Eddie es un criminal, y que la razón de todo esto es que un rival al parecer lo está

persiguiendo, buscando herir primero a sus dos seres queridos.

En un thriller de criminales convencional, la historia central sería la de Eddie: veríamos quién lo

persigue, cuál es su paradero y tal vez sabríamos cómo es que consiguió al bebé, pero justo lo

“original” de esta cinta es que nos muestra el lado B de este tipo de relatos, ¿qué pasa con las

esposas y los hijos de los criminales?

En Widows, el cuarto largometraje del oscareado Steve McQueen (Hunger, Shame, 12 Years a

Slave) el giro es muy parecido: un grupo de viudas, cuyos esposos eran criminales asesinados

al intentar dar un jugoso golpe, se meten al negocito orilladas por la presión de un viejo rival de

sus maridos.

La diferencia en todo caso es que en I’m Your Woman, ni a la directora y co-guionista (segunda

pluma de Jordan Horowitz) les interesa mostrar a un personaje masculinizado por las

circunstancias. A pesar de la inusual y peligrosa situación, Jean se asume primero como madre

y está dispuesta a dar la vida por su hijo adoptivo, pero no tiene idea de cómo hacer de cocinar,

cuidar a un recién nacido y mucho menos de cómo empuñar un revólver.

Este es el tipo de material que usualmente da como resultado una comedia romántica (Raising

Arizona, por decir algo), pero aquí la densidad y el peligro son las constantes con las que Jean

debe sobrevivir.

Esta película sucede convenientemente en la década de los 70’s (de otra forma, un par de

llamadas en celular y se acaba el problema), por lo que la mayoría de las tensiones suceden,

literalmente, por una falta de comunicación. Ella no sabe el paradero de su marido, no sabe

dónde anda Cal, no tiene idea de quién es la familia que eventualmente la rescata en una

cabaña, y no tiene idea de dónde investigar.

Estamos ante el típico filme donde por espacio de casi dos horas el guión se empeña en

convencernos de que el personaje principal está completamente incapacitado para el reto que

se le pone enfrente para al final dar la sorpresa. Algo no solo predecible sino poco original.

Claro, hay al menos un par de escenas de acción y suspenso medianamente bien filmadas:

una es una balacera en un antro con todo y la bola disco de rigor, alguna persecución en autos

y no más. Pero no me malinterpreten, no es que quiera que entre Michael Bay a escena, pero

es que la mayoría del tiempo lo único que hacemos es ver a Jean esperando algo (a su marido,

a Cal, a la esposa de Cal, a la vecina metiche) mientras que su bebé llora y llora.

No es precisamente el tipo de suspenso que nos mantenga atados a la butaca, mucho menos

cuando ahora ya ni hay butacas.

I’m Your Woman se puede ver en Prime Video.

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