Este texto contiene spoilers menores

De entre tantas y tantas cosas que Los Simpson han pronosticado, existe una que nadie vio venir: Los Simpson predijeron lo que pasaría con And Just Like That, la serie de HBO que esta semana llegó al final de su primera temporada.

Estrenada a finales de 2021 en la plataforma de HBO MAX, And Just Like That es la “secuela” a la icónica serie noventera Sex And The City (S&TC), también por HBO.

En su momento, Sex And The City fue una serie revolucionaria, y es que tener a cuadro a cuatro mujeres, solteras, empoderadas, independientes, hablando sin tapujos sobre sexo era algo que no se había visto antes en televisión.

No parecía haber tema tabú para Sex And The City, y aunque rumbo a las últimas temporadas la serie se fue convirtiendo en una telenovela, no se puede negar la osadía del concepto y lo moderno que resultaba para la época.

Veinte años después, la serie regresa con sus protagonistas ya en la quinta década de vida, y aunque se trata de una secuela, cambia el título a And Just Like That por dos razones: la ausencia de Kim Katrall (Samantha), cuyo pleito con Sarah Jessica Parker (Carrie) es tal que nunca pudieron llegar a un acuerdo para que regresara con su personaje, y la segunda: que la serie ya no gira alrededor del sexo, o en todo caso, el sexo ya no es parte primordial en la vida de las protagonistas, son sus hijos o la gente alrededor la que tiene una vida sexual activa y constante.

El primer episodio de An Just Like That resultaba osado. Carrie, Charlotte (Kristin Davis) y Miranda (Cynthia Nixon) siguen siendo amigas, Samantha se mudó a Europa (evitaron caer en la tentación de declarar muerto al personaje, bien ahí) pero lo que queda claro en este primer episodio es que estas mujeres, que eran la vanguardia sexual de los noventa, hoy no entienden nada: ni la fluidez de género, ni la inclusión, la legalización de la marihuana, o los gadgets (Carrie se empeña en seguir usando una versión moderna de Blackberry en lugar de un iPhone).

En resumen, estas señoras casadas de cincuenta años no comprenden el mundo woke.

Y no podía ser de otra manera, resultaría irrisorio que en 2022 estas mujeres se siguieran comportando como si tuvieran treinta años. La serie se atreve incluso a ir más lejos: rumbo al final del primer episodio, concede que a esa edad no solo Eros está ausente sino que además la presencia de Tánatos se vuelve cada vez más latente.

Sexo y los Simpson

Hasta ahí todo bien, el problema es que, para abordar esos temas que las señoras de Sex & The City ya no entienden, recurrieron a la estrategia Poochie, es decir, insertaron un personaje que no es más que un “intento desesperado por elevar los niveles de audiencia” (Lisa Simpson dixit) y ese personaje se llama Che Díaz, interpretado por Sara Ramírez.

Actriz y personaje se fusionan: Sara Ramirez es de origen latino, pansexual y no binario. De igual forma, Che Diaz además es locutora de radio, standupera y comediante. Tiene un podcast, un especial de Netflix, y hace shows en diferentes escenarios (como por ejemplo en marchas queer). Pero lo más importante es que Che Díaz es una máquina de corrección política, una cascada de verdades woke, un curso en línea sobre diversidad, géneros, poliamor y activismo.

Che es el personaje cuyo único propósito es aleccionar a las mujeres de Sex And The City, mostrarles las razones por las que están mal, ya que ella siempre, absolutamente siempre está bien. ¿Un personaje no binario con defectos o maldad? Imposible. No en 2022.

Como bien lo anota Guillermo Alonso en su análisis del personaje para El País, Che Diaz se convirtió en el Poochie de Sex And The City: un personaje creado para apelar a otras audiencias pero que al final terminó siendo la parte más penosa, aburrida, desesperante y solemne de una serie que antes jamás sermoneó a nadie.

Ver los episodios de And Just Like se convirtió rápidamente en un suplicio, porque no obstante lo anterior, la influencia de Che durante toda la serie es enorme: ella le da empleo a Carrie, ella le enseña qué es un podcast, ella se liga a Miranda, ella les enseña que fumar marihuana ya no está mal, ella está en contacto con los “shiavos”, ella es la moderna y ustedes son las viejas. Por ella Miranda deja a Steve, y por ella es que Sex And The City dejó de ser un gozo para convertirse en media hora de refunfuñar frente a la televisión.

Por supuesto, Che Díaz no es el responsable único de la debacle de la serie, se agregan muchos otros personajes cuyo única función es marcar casillas de la enorme agenda woke: una pareja afroamericana, una pareja de origen hindú, la hija de Charlotte que se declara no binaria, deja de usar vestidos y pide que le llamen Rock (su nombre en el acta de nacimiento es Rose), todo para provocar un big what en la cara de sus pobres padres que no entienden nada.

Así, Just Like That (y por ende Sex And The CIty) terminó por convertirse en un panfleto woke, una serie que busca aleccionar, sermonear, “enseñarte” como funciona el mundo el día de hoy, dejarte en claro que eres viejo, y como tal, no sabes ni entiendes ni entenderás lo que pasa hoy.

En los Simpsons, Poochie era sacado de la serie ante la furia del público infantil que odió al personaje. Y para no gastar más tiempo simplemente “se regresaba a su planeta”. Ojalá que Che regrese al suyo.

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