El pasado 20 de diciembre, un usuario de Facebook llamado Julián Gómez compartió un video en el que se observan a varios albañiles trabajando en una casa. Sin embargo, lo que más impactó fue un joven invidente que ayudaba a los demás hombres a cargar y depositar botes repletos de graba a una mezcladora.

“Hoy me tocó ver un caso extraordinario, esta persona es invidente, yo no me había dado cuenta… él es capaz de echar la graba o la arena, dependiendo lo que necesite, y solo se guía por el oído… ya tiene más o menos calculada la distancia”, explica Julián en la grabación.

Tras la difusión de este clip, el joven con debilidad visual se hizo viral en redes sociales . Hasta el momento el video lleva más de 67 mil “likes”, al conmover a los cibernautas, quienes aseguraron que el hombre es una motivación “para echarle ganas”.

EL UNIVERSAL

contactó a Alejandro García , el joven protagonista de ese video y confesó que desconocía que había sido grabado, aunque pudo enterarse gracias a un familiar, quien aseguró que "ya era famoso".

También especificó que él no ha pedido dinero para ser ayudado con su problema visual. Esto, luego de que usuarios de facebook se han ofrecido a ayudarlo e incluso a facilitarle una operación.

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Alejandro García

recordó que desde los 8 años perdió la vista del ojo derecho tras picarse con un alambre, mientras jugaba con sus primos; tiempo después los médicos le diagnosticaron cataratas en el ojo izquierdo y esto provocó que perdiera completamente la visión.

Alejandro, de 38 años de edad, detalló que aprendió el oficio de albañil desde muy pequeño porque le ayudaba a su primo. Con el paso del tiempo, se volvió “palero”, pero a falta de más personal, su jefe lo motivó a que fuera “alimentador”, para dedicarse a trasladar la graba y la arena a la mezcladora.

El hombre, que lleva 16 años en este oficio y 7 como “alimentador”, admite que le ha costado trabajo encontrar otro empleo por “su condición”, aunque reconoce sentirse “capaz de muchísimas cosas”.

Asimismo, cuenta que al principio las personas cercanas a él tenían miedo a que sufriera una caída o lesión, pero Alejandro argumenta que se guía por el ruido de la máquina y tiene calculada la distancia, acciones que le han ayudado a evitar algún accidente.

“Mientras no me estorben los demás, no pasa nada. Por el tacto yo reconozco el terreno en el que trabajo y por los pies conozco el camino”, explicó.

cev*

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