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Karla y Laura tenían 14 y 17 años respectivamente cuando, en julio de 2016, conocieron a Alejandra “M” en Facebook. La mujer les ofreció trabajo bien remunerado, discreto y seguro para desempeñarse como acompañantes. Las ganas de crecer, tener dinero y la curiosidad llevó a las adolescentes, originarias de Chihuahua, a pedir más detalles del trabajo.

De enero a junio 2018, en el estado de Chihuahua fueron registradas 18 víctimas de trata de personas, cuyos casos derivaron en la apertura de 13 carpetas de investigación.

Hasta mayo pasado se tenía registro de que 11 de las víctimas eran mujeres, en su mayoría, menores de edad.

Mediante el servicio de mensajería privada de Facebook, Alejandra “M”, en cuyo perfil detallaba que era miembro de Bolsa de Trabajo Chihuahua, les explicó que tendrían todas las garantías de seguridad y discreción, además de una paga de mil pesos por dos horas.

Conforme las menores mostraron mayor interés les dijo que el trabajo consistía en ser escorts y, en consecuencia, debían tener relaciones sexuales con los clientes por 500 pesos la hora.

Luego de diversas conversaciones, las adolescentes aceptaron el trabajo y Alejandra les agendó citas en diferentes días y lugares con Josué “N”, su jefe.

Josué “N” llegó a cada una de las citas en un auto nuevo color naranja, a ambas les aseguró ser dueño de las escort y de un spa, además de que había sido inspector de salubridad y vivió en la India.

Sus conversaciones convencieron a las adolescentes, quienes fueron llevadas: Karla al spa y Laura a un motel para sostener relaciones sexuales sin protección con él.

“En el camino me iba diciendo que vendía carros usados y que hacía masajes, que tenía un spa, me dijo también que aparte de mí y de Karla tenía otra muchacha más, yo sólo le dije que estaba bien”, relató Laura ante el Ministerio Público.

Josué “N” utilizaba el perfil de Alejandra “M” para ofrecer trabajo bien remunerado a estudiantes de manera discreta y segura como acompañantes sexuales.

Ni Karla ni Laura esperaban tener su primera experiencia con un hombre como él, a quien describen “rellenito, moreno, con canas y cara cacariza”, quien luego de esos primeros encuentros las bloqueaba o eliminaba de la red social para cortar toda comunicación, lo que las desconcertaba.

De acuerdo con el expediente judicial, ambas adolescentes decidieron denunciar a Josué “N”, dar su testimonio, entregar sus conversaciones y contraseñas y enfrentar las posibles consecuencias de haber sido partícipes de un negocio de explotación sexual.

La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, prevé que el consentimiento de las víctimas de trata no excluye de responsabilidad a quien comete el delito y de acuerdo con los argumentos del Ministerio Público, Laura y Karla no tenían capacidad jurídica para celebrar un contrato laboral debido a que son menores de edad.

Un dictamen pericial realizado a Laura, concluyó que luego de lo ocurrido con Josué “N” presentó trastorno de adaptación con ansiedad, lo que propicia deterioro emocional incidiendo negativamente en su entorno, funcionalidad y en su proyecto de vida.

Todo esto fue clave para que, actualmente, un juez ordenara aprehender a Josué “N” por su probable responsabilidad en el delito de trata de personas agravado, por el que podría ser condenado a 30 años de prisión.

El litigio de Laura y Karla aún permanece pendiente de resolución.

Hasta el momento no se tiene conocimiento ni se ha identificado a la tercera chica que Josué “N” afirmó que también manejaba como escort.

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