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Gabriela González Martínez, exdirectora nacional del Programa de Estancias Infantiles (PEI) en el sexenio de Felipe Calderón, señala que de otorgar el recurso a los padres de familia que son beneficiarios se corre el riesgo de que surjan guarderías patito, y de que el Estado ya no tenga injerencia en la supervisión de los espacios, o bien, que los responsables no se vean obligados a cumplir con todas las reglas de operación.

Afirma que Andrés Manuel López Obrador se equivoca cuando relaciona este programa social con la política, pues su creación no está ligada a ningún partido ni ideología, sino a una demanda constante de las madres trabajadoras.

Señala a EL UNIVERSAL que durante el periodo (2009-2012) que fue directora nacional del programa se detectaron tres casos de corrupción, que fueron solventados al retirar el recurso a la estancia.

A seis años de que dejó de dirigir el Programa de Estancias Infantiles, ¿cómo lo ve?

—Desde que salí de la [extinta] Sedesol no creció el programa en número, son los mismos niños y estancias. Se comprobó que después de 12 años es un programa exitoso y que tiene una demanda muy marcada de las mujeres: tener espacios para sus hijos donde estén bien cuidados.

Además, se promueve el autoempleo al instalar una estancia donde laboran mujeres, pues 96% de su personal pertenece a ese sector.

Se ha comprobado que es un programa exitoso independientemente de qué partido esté en el gobierno.

¿Cuántas estancias había cuando dirigía el programa?

—Cuando salí estábamos por abrir la estancia 10 mil. El sexenio pasado cerraron con menos, 9 mil 200, es decir, el programa no ha crecido desde el gobierno de Calderón.

¿Se puede dar corrupción en las estancias infantiles?

—Sí, pero nunca detectamos una estancia fantasma. Encontramos tres casos de corrupción y por eso las cerramos, porque algunas responsables cobraban por niños de más, y aplicamos la sanción, que es dejar de dar apoyo.

Supervisábamos todas las estancias de manera esporádica y sin aviso, se hacía junto con el DIF nacional. En el tiempo que estuve no encontré estancias fantasma.

Lo que se tiene que hacer es que la asistencia de los niños sea por medio de un sistema electrónico, que la dispersión del recurso sea más sencilla y no contra las listas de asistencia de las madres, además de levantar un nuevo padrón de beneficiarios.

¿Qué opinión le merece que el subsidio ahora pase directamente a los padres?

—No es oportuno, porque entonces le estás quitando la responsabilidad a la Secretaría de Bienestar y al gobierno federal de supervisar y dar seguimiento. Me preocupa que le van a dar el dinero a los papás. Ya nadie se va a aparecer en las estancias, lo que puede provocar maltrato infantil, accidentes mortales, que la alimentación no sea de calidad.

Al tener el gobierno federal injerencia sobre las estancias, las responsables están obligadas a seguir todas las reglas sobre cuidado infantil, nutrición. Me da mucho temor que proliferen las estancias patito. En el peor de los casos, los papás se pueden gastar el dinero y no llevar a los niños.

¿Es viable operar este programa con menos recursos?

—No, una de las demandas de las mujeres son las guarderías. Quienes hemos hecho campaña sabemos que es una de las constantes peticiones, más si son madres, porque no todas tienen IMSS, ISSSTE, o dinero para pagar. Sí es una necesidad de las madres mexicanas. El programa no es un tema político, no es partidista ni ideológico, es de labor social.

La mayoría de las estancias están ubicadas en zonas urbanas con un margen de precariedad.

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