Es el primer domingo después de que se confirmaron pacientes con coronavirus en México, pero en calles, parques e incluso en el aeropuerto nada cambió. Mientras que en otros países esta enfermedad ha generado alarma, ayer los mexicanos mantuvieron su cotidianidad.

En un recorrido que hizo EL UNIVERSAL por el corredor Zócalo-Reforma, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez y distintos centros comerciales de la Ciudad de México se constató que los capitalinos salieron en familia a disfrutar del espacio público como cada semana, sin preocuparse por las noticias ni alarmarse por la enfermedad.

Ni el presidente Andrés Manuel López Obrador cambió sus hábitos: en su gira por Macuspana, Tabasco, no sólo se tomó selfies, también repartió besos y abrazos.

El pasado 28 de febrero, la Secretaría de Salud (Ssa) dio a conocer que hay cuatro casos confirmados de Covid-19; anoche informó sobre el quinto paciente.

Ante la situación, el gobierno emitió una serie de protocolos y acciones preventivas para evitar la dispersión del nuevo virus. Además, ofrece conferencias de prensa diarias para informar su avance en el país.

En las calles, sin embargo, su presencia se notó poco: los capitalinos condujeron bicicletas, hicieron ejercicio y patinaron como cada domingo en Reforma. Visitaron Chapultepec, se tomaron fotos y pasearon en el lago. Como si nada pasara, se observó a niños riendo; a adolescentes tomándose selfies y a mamás regañando a sus hijos.

“Así que tú digas muy preocupada que esté por este virus, la verdad no. Mientras estemos bien informados y al pendiente de lo que está pasando, no es necesario entrar en pánico”, opinó Lucía Gutiérrez, ama de casa de 36 años en su paseo por Chapultepec con sus hijos y su esposo.

Mientras que en el centro de Coyoacán, la tradicional cafetería El Jarocho se abarrotó de visitantes que aprovechaban sus bancas para descansar un momento del calor. Se observó que en los puestos de comida, artesanías y juguetes, los comerciantes recibieron a los transeúntes que no portaban cubrebocas.

Aunque la vida parece tranquila, en algunos centros comerciales se escuchó hablar del tema.

Los entrevistados dijeron estar más preocupados por el temor que genere el virus que por contagiarse de él. “Vengo del centro y no había cubrebocas, mi amigo viene del sur y no encontró gel ni protector en ninguna parte.

“Nos preocupa más la sicosis en la que puede entrar la gente que el virus”, dijo Francisco.

En la plaza comercial Parque Delta, Liza Hernández buscó estos artículos desde que se confirmó el primer caso: “Ahora no los uso, compré por si los piden. En casa nos estamos lavando constantemente las manos, pero no hemos dejado de hacer nuestras cosas normales”.

En la terminal uno del AICM algunos pasajeros llevaban cubrebocas, pero eran pocos. En los pasillos que dan a las puertas de salida ni los guardias de seguridad usaban dicha medida preventiva. Tampoco se observaron carteles o folletos sobre la enfermedad. Al preguntar sobre los protocolos de seguridad que se están llevando a cabo en un módulo de información, el personal mencionó que no tenía información.

Un trabajador comentó tener indicaciones de que si ve a una persona con síntomas “sospechosos”, inmediatamente debe alertar al a servicio médico. “El problema es que yo no soy doctor, ¿cómo voy a saber?”, agregó el hombre.

En ese sentido y ante el anuncio de la pandemia mundial, una profesora del Bachilleres Plantel 24 Chimalhuacán No.2 en el Estado de México, les pidió a sus alumnos que se colocaran cubrebocas antes de abordar el Metro, mientras estaban de paseo escolar en el Zócalo de la Ciudad de México.

“Hace mucho calor y hay demasiada gente, el aire está muy contaminado. Nos colocamos los cubrebocas para evitar contagiarnos de algo. Si alguien se enferma en el camino, la indicación es abandonarlo en el Metro”, bromeó Michell Gómez, alumna de esa escuela.

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