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Hace una semana, a las 16:00 horas, el abogado Juan Collado comía en un lujoso restaurante de Lomas de Chapultepec, donde sirven cortes como el rib eye cajun y copas de champaña Dom Perignon 1998. Minutos después, una docena de elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) lo detuvieron por presuntamente ser culpable de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.

Hoy, una semana después, Juan Collado se ha olvidado de estos cortes y en el Reclusorio Norte come caldo de pollo que su esposa, la actriz Yadhira Carrillo, le lleva para convivir en el día de visita familiar, junto con cientos de personas que visitan a sus familiares recluidos.

Ataviada con una blusa blanca estampada con rosas rojas, pantalón de mezclilla azul y zapatillas café —calzado prohibido para las visitas— la actriz bajó de su lujosa camioneta blanca, con una bolsa de plástico llena de ropa y alimentos que ella le preparó.

Con el seguimiento visual de decenas de miradas curiosas de familiares de internos que reconocían a la actriz, ésta ingresó de manera rápida a la Aduana del penal, localizado en la alcaldía Gustavo A. Madero.

“¿Cómo ella sí ingresó y a nosotras nos están pidiendo 300 pesos los guardias? Además va con el celular, ¿por qué a ella no le dicen nada?”, reclaman mujeres que observan cómo la actriz se introduce al reclusorio.

Minutos antes, en reunión con medios, Yadhira Carrillo aseguró que en el caso de su marido confía en la justicia mexicana, a la par de asegurar que no puede comentar detalles del caso.

La intérprete indicó que, a pesar de que se encuentra preocupada por el encarcelamiento de su marido, “me siento muy bien, estamos bien”, y detalló que le llevaba a su esposo “caldito de pollo, su plato favorito”.

“¿Confías en la justicia mexicana?”, se le pregunta.

“Sí, sí confío”, responde con una sonrisa.

“Estoy aquí, al pie del cañón con mi esposo”, agrega ante la insistencia de los medios.

Cuando se le pregunta si la acción penal contra su esposo es debido a la difusión de la boda de su hija el pasado mayo, y a la cual asistieron expresidentes, exsecretarios de Estado, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y personalidades políticas, la actriz de telenovelas como Amarte es mi pecado insiste en que no puede hacer ningún comentario.

“Hay un proceso y no me permiten dar declaraciones. Me encantaría contestar todas las preguntas, no tendría nada de malo contestar todo, pero no puedo dar declaraciones de ningún tipo”, comenta a manera de despedida, mientras el chofer de la lujosa camioneta arranca para acercarse a la Aduana del Reclusorio Norte, que desde el 9 de julio es el hogar del poderoso abogado Juan Collado.

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