El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, , subraya que la unidad de América Latina y el Caribe no pasa ahora por tratar los conflictos políticos que viven algunas naciones, sino por buscar hacer frente a necesidades como la distribución de vacunas.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el canciller argentino destaca que si bien la relación bilateral con México es profunda y antigua, en noviembre de 2019, cuando el entonces presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, viajó a tierra azteca y se reunió con Andrés Manuel López Obrador, comenzó una renovada etapa entre los gobiernos.

Ahora Argentina ha levantado la mano para sustituir a México en la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a partir de enero de 2022, con lo que busca dar continuidad a los trabajos que desde hace más de un año se han puesto sobre la mesa: la agencia espacial de la región, recuperación económica, vacunas y sobre todo, lograr la unidad de América Latina.

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¿En qué estado se halla la relación Argentina-México?

—Hay una voluntad de los dos gobiernos de mantenerse unidos en la relación bilateral y también de coordinar. Hay ejemplos de ello, lo hemos hecho. La relación entre nuestros países es muy antigua y muy importante, pero la relación entre nuestros gobiernos diría que comenzó en noviembre de 2019, cuando vinimos con el presidente electo Alberto Fernández y tuvimos una excelente reunión con el presidente López Obrador y con el canciller [Marcelo Ebrard Casaubon].

La Celac busca la unidad de la región. ¿Ven viabilidad ante tanta convulsión en AL?

—Sí es posible. Lo que es posible es hacer de la Celac un lugar más fuerte, es decir, fortalecer la unidad. He visto un cambio de actitud importante en las varias entrevistas bilaterales que he tenido con cancilleres, como una nueva conciencia de no pelearse más por razones ideológicas y de unirse.

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¿Cuál es la intención de Argentina al querer la presidencia de la Celac?

—A raíz de la pandemia —México lleva dos años— creemos que se ha hecho muy bien. Pero es buena la rotación, nosotros queremos fortalecer aún más esta posibilidad de unión y llevar adelante nuestro proyecto que vamos a presentar en septiembre.

Que la región se convierta en la que pueda depender de sí misma, que países puedan reproducir o crear vacunas propias. Abastecer a los que no pueden tener producción propia

La unidad en la región debe pasar por la ayuda que se otorgue a naciones convulsionadas ¿Hay disposición?

—Eso no se puede tratar todavía. Son los temas que dejamos afuera para poder estar juntos, con plena conciencia. El tema que realmente trasciende lo político, porque es ético e ineludible, es el problema de los derechos humanos, en cualquier país y en cualquier situación.

Argentina cree que debemos estar unidos en el tema de derechos humanos. Quiero decir, si miramos el tema de derechos humanos, el tema de Cuba, por ejemplo, se podrá atribuir que el socialismo no le gusta a nadie o no existe el derecho a la existencia de otros partidos, no lo sé, pero hemos tenido problemas mucho peores en muchos países. Si se recorre la Celac, se van a encontrar problemas en varios países donde ha habido muertes, revueltas, casi no queda nadie libre. Ese es un tema con el que sí vamos a insistir.

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¿Ese tema puede romper la unidad?

—No. Sí estamos de acuerdo en no romper la unidad, porque se trata no de acusar, sino de encontrar soluciones.

Nosotros como país apoyamos a la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y tenemos un compromiso histórico con los derechos y no quiere decir que somos perfectos, pero viene desde el genocidio argentino y las dictaduras.

Queremos ser respetuosos de las leyes de los países, las leyes electorales, no sé si hay autoridad moral en el mundo para decir cuáles deben ser las leyes electorales en Latinoamérica, no me consta eso.

Prevalecen gobiernos autoritarios, sistemas de gobierno que buscan perpetuarse...

—Estoy de acuerdo con esa calificación, pero hay que ver las leyes de cada país, el error de perpetuarse es tan grande que no falla, siempre termina mal. Hay que pensar en el futuro y no tanto en la rotación, un pueblo puede querer que una persona siga un partido, pero hay que utilizar la elección.

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¿Es posible una región sin Estados Unidos?

—No. América Latina y el Caribe se deben concebir como un gran interlocutor de Estados Unidos y Canadá; México es ejemplo de fuerte enlazamiento económico.

El antinorteamericanismo es la actitud de Estados Unidos con prejuicio basado en razones justas por las intervenciones de Estados Unidos en Centroamérica, en Chile, en varios lugares, [pero] no puede servir como excusa para darle la espalda a uno de los países más importantes del mundo que está ahí. Nosotros tenemos que buscar interlocución y tener unidad, identidad.

Celac propone la unidad nuestra para tener una mejor relación con Estados Unidos y Canadá.

¿Buscarán convencer a Brasil de regresar a la Celac?

—Sí, lo hablé el lunes pasado, en el almuerzo con el canciller [Carlos Alberto] Franca, ellos tienen que volver, no sé cuánto demorará eso, depende del gobierno brasileño, respetamos sus decisiones, pero sería importantísimo que complementáramos América Latina y el Caribe con Brasil.

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Hay mucho regionalismo en América Latina y el Caribe. ¿Celac los va a sustituir?

—Los regionalismos no impiden estar en la Celac, en la Celac hay otro espíritu, no hay espíritu comercial que es el espíritu central de los regionalismos. En la Celac lo que hay es un espíritu de unidad, de conciencia histórica y una decisión política fuerte, no altera para nada los regionalismos. El espíritu de la pertenencia de la Celac es otro.

¿Cómo se pretende concretar la agencia espacial?

—Tenemos la experiencia de construcción de un satélite, SAR. México tiene mucha experiencia. Esta agencia va a permitir —ojalá estuviera Brasil, que tiene un desarrollo espacial importante—... pero esta agencia va a permitir que cooperemos mutuamente con los países que quieran entrar.