Con ofertas, ventas por internet y entregas a domicilio algunas cocinas económicas del Centro Histórico de la Ciudad de México buscan mitigar los efectos del coronavirus. Estos establecimientos han optado por llevar la comida hasta la mesa de sus clientes, tapizaron sus paredes con precios especiales y crearon páginas web para su negocio.

“Restaurante La Mezcalita te ofrece comida para llevar todos los días”, se lee en un letrero pegado en una fonda ubicada cerca del Metro Pino Suárez. Rosa Elena Amador es quien atiende este negocio y, aunque abrió desde temprano, a las 13:30 horas apenas había vendido dos comidas y anteriormente eran hasta 40.

“Nos ha ido muy mal. ¿De qué sirve que haya comida si no hay personas en la calle? Ahora tengo a mi hijo que, con sus respectivas medidas, va y entrega la comida a domicilio. Empezamos a hacer esto el lunes, pero no hemos tenido mucha suerte, seguimos a la espera de que funcione de ese modo”, comenta Rosa Elena.

Aunque a su alrededor ya no hay personas de la tercera edad, sus clientes más asiduos, ella se resiste a cerrar su cocina porque debe solventar los gastos de su casa. Para lograr esto ha optado por bajar los precios de sus platillos: primero costaban 90 pesos, luego 70 y ahora no le parece descabellado que sean 50.

“Ni modo, hay que sobrevivir, y con eso también evitaría que la comida se me eche a perder en los refrigeradores”, lamenta.

Con el pasar de los días son menos las personas que caminan por la ciudad y mucho menos las que gastan en comida fuera de casa. La cuarentena por el Covid-19 hizo que los capitalinos inviertan en lo básico y se alimenten en su casa para evitar mayores gastos.

El impacto lo están sufriendo trabajadores como Alejandro Ruiz Ramos, responsable de un restaurante-bar en las inmediaciones del Monumento a la Revolución. Como las bebidas alcohólicas dejaron de venderse por la contingencia, este hombre puso letreros en las ventanas de su establecimiento para indicar que no cerrará y llevará comida a domicilio.

“Entregamos en la Lotería Nacional y oficinas que están alrededor, mandamos unas 15 o 20 comidas diario y con eso sale para gastos mínimos, aunque también la renta está muy cara y no sé si vamos a poder sobrevivir con las entregas a domicilio”, dice.

En plena hora de la comida apenas tres de sus mesas estaban ocupadas y alrededor de 30 seguían limpias, sin indicio de que alguien se hubiera sentado a comer.

Por la falta de gente, algunos establecimientos decidieron cerrar sus puertas y volver hasta el 20 de abril, fecha en la que podría concluir la jornada de sana distancia impulsada por las autoridades.

Raúl Martínez, administrador de la fonda La Casa de Todos, vivió ayer su último día de trabajo debido a la falta de clientela. A pesar de que en estos días trató de reforzar la venta de sus alimentos por internet, el negocio se volvió insostenible porque los oficinistas de la Secretaría de Relaciones Exteriores ya laboran desde casa.

“Tenemos una página de Facebook desde hace 10 años y por ahí ofrecemos nuestra comida. Antes vendíamos 30 desayunos y 60 comidas por ese medio, pero las ventas ahí también cayeron como en 60%”, expresa.

En el recorrido hecho por EL UNIVERSAL se detectó que algunas cocinas económicas del Centro Histórico prevén cerrar entre esta semana y la próxima. Muchos establecimientos pagan renta y el Covid-19 ha hecho poco redituable su funcionamiento.

En el caso de los empleados de las fondas la incertidumbre es una constante. Muchos perderán su empleo en las siguientes semanas y no tienen ahorros en que apoyarse. Tampoco las autoridades les han informado si los ayudarán de alguna manera.

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