Las relaciones entre México y China se encuentran en “el mejor momento de la historia”, y la reelección del presidente Xi Jinping como secretario general del Partido Comunista (PC) es una buena noticia para nuestro país, dado que se trata de una figura política interesada en “seguir impulsando ese acercamiento”, señala en entrevista con EL UNIVERSAL el embajador mexicano en el gigante asiático, José Luis Bernal Rodríguez.

“Es realmente en los últimos cinco años cuando llegamos a la etapa de expansión casi explosiva de la relación en todos los sectores”, explica el embajador, quien subraya que los presidentes Xi y Enrique Peña Nieto “coinciden en objetivos, en entenderse muy bien, y desde el primer año, el primer semestre de sus respectivos mandatos, se acordó elevar esa asociación estratégica, al darle el segundo adjetivo de integral”.

Más allá de eso, dice, el dirigente chino “tiene un aprecio particular” por México, como demostró al enviar ayuda tras los recientes terremotos que afectaron a nuestro país.

A nivel de diálogo político, Bernal, quien inició sus gestiones como embajador en China en abril de este año, destaca que ambos líderes se reunieron ya siete veces “para discutir la relación bilateral”, independientemente de los foros multinacionales en los que han coincidido. La más reciente fue en septiembre, cuando Peña Nieto fue invitado a participar en el diálogo de los países de economías emergentes, BRICS —China, India, Brasil, Rusia y Sudáfrica—, en la localidad de Xiamen.

A nivel económico, continúa, es donde “se han dado los mayores encuentros en los últimos años. El año pasado el comercio bilateral tuvo cifras por arriba de los 75 mil millones de dólares, lo que convierte a China en el segundo socio económico más importante para México en el mundo. Eso desde luego después de Estados Unidos, que ocupa el primer lugar, pero con una cantidad que está creciendo con intercambios de importación y exportación muy impresionantes”.

Un déficit grande

El embajador admite que en la balanza comercial, “por el momento la mayoría son ventas de China a México. Tenemos un déficit grande”. Sin embargo, lo que hay que analizar es “la calidad del déficit con cada país. En el caso de China, de los casi 65 mil millones de dólares que importamos, 70% de los productos son insumos industriales que son incorporados en procesos de transformación dentro de México. Esto tiene un impacto en la generación de empleo, en el desarrollo local, en el ingreso y muy importante, en la generación de nuevas exportaciones, que van a Estados Unidos, América Latina, algunas a Europa, y muchas regresan a Asia, incluyendo a China”.

“Entre China y México hay cerca de 100 acuerdos suscritos durante los 45 años de historia compartida de relaciones diplomáticas, y de estos 100, cerca de la mitad han sido suscritos en los últimos cinco años. Eso nos da una idea de lo intensa que ha sido la relación”, explica.

La mayoría de las inversiones, detalla, se dan en el sector industrial, sobresaliendo los rubros electrónico, de telecomunicaciones y energético. “A partir de la reforma energética se da una expansión muy notable en la participación de empresas chinas que están interesadas por un lado en el sector de hidrocarburos, ya hay dos proyectos en marcha que ganaron empresas chinas con la reforma energética; hay empresas chinas en el ámbito de la construcción de plantas eléctricas, hidroeléctricas y de ciclo combinado, y hay empresas chinas en el sector de generación de energía solar y también en la generación de energía eólica”, dice.

Añade que “México tiene un proyecto de corrección de la red de banda ancha, la red compartida. Una empresa china es la que ganó casi la mitad de la licitación para cubrir la mitad del territorio nacional, que es Huawei, conjuntamente con una inversión mexicana”. En el sector automotriz, prosigue, también hay participación de empresas chinas, lo que ha generado empleos en México en los últimos años.

Una figura confiable

Sin embargo, a decir de Bernal aún falta mucho por hacer y, en ese sentido, el recientemente concluido Congreso del PC en China, en el que se renovaron los cuadros políticos que manejarán las riendas de ese país los próximos cinco años, para México representa no sólo estabilidad, sino oportunidad. “Se mantiene, a nivel de liderazgo, una figura muy importante en la que sabemos que podemos confiar, que vamos a seguir ampliando la cooperación y que da la directiva para prestarle una atención especial a México”.

Entre los desafíos, Bernal insiste en que, considerando que China es una potencia ascendente, que seguirá creciendo y que debido a su sistema de gobierno y a sus características como país seguirán modificándose las reglas del juego, “tenemos que buscar tener algo que decir en esa reformulación de reglas. Y para ello tenemos que ser jugadores activos (...) México es un actor con responsabilidad global” y debe seguir buscando no sólo participar en las decisiones de los organismos de gobernanza multilateral, sino influir en ellas.

Esto, en un escenario de inestabilidad general, con un presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendiendo el “Estados Unidos Primero” en los foros comerciales internacionales, y un presidente Xi abogando por los beneficios de la globalización, explica, cobra aún más relevancia. La apertura china es algo que México debe aprovechar, dice, incluso en iniciativas en las que nuestro país no está de entrada incluido, como la de la Franja y la Ruta, pero que sí puede impactar a nuestro país, que tiene algunas ventajas como el ser un gran centro logístico (...), una gran plataforma de manufactura a nivel mundial”.

“China está transitando rápidamente. Ya es la segunda potencia del mundo. La segunda potencia económica. Cuando vemos el tamaño del producto, es la primera si medimos el producto en términos de variedad de compra, comparado con Estados Unidos. Es la más grande en términos de la población y la más grande en términos de la población de clase media a nivel mundial”.

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