La tercera visita de un Obispo de Roma a Perú concluyó ayer con una multitudinaria misa vespertina en la que el Papa Francisco lamentó las “situaciones de dolor e injusticia” que estremecen a “nuestras ciudades”, porque son “muchísimos los ‘no ciudadanos’, los ‘ciudadanos a medias’ o los ‘sobrantes humanos” que viven al borde de los caminos y márgenes de las urbes “sin condiciones para llevar una vida digna”.

“Duele constatar que muchas veces entre estos ‘sobrantes humanos’ se encuentran rostros de tantos niños y adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro”, afirmó Francisco ante cerca de un millón y medio de personas en una homilía en la Base Aérea Las Palmas, en el sureño distrito limeño de Surco, frente al Océano Pacífico.

Precedido en 1985 y 1988 por el Papa Juan Pablo II, Francisco estuvo 74 horas y 39 minutos en Perú en una visita que comenzó a las 16:32 (15:32 en el centro de México) del pasado jueves y concluyó cuando el avión que lo traslada a Roma despegó ayer a las 19:11 del aeropuerto internacional Jorge Chávez, al oeste de Lima.

En la terminal fue despedido por el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, y su esposa, Nancy Ann Lange, así como por autoridades eclesiásticas, políticas, civiles y militares.

Francisco estuvo de lunes a jueves en Chile y concluyó su viaje sin referirse, en su estadía en suelo peruano, al escándalo de abusos sexuales a menores de edad y adultos atribuidos a un ente católico de Perú.

En la homilía, alertó que la injusticia en ciudades provoca “un espacio de huida y desconfianza” y de “indiferencia” que “nos transforma en anónimos y sordos ante los demás, nos convierte en seres impersonales de corazón cauterizado”, en una sociedad “cruel e inhumana”.

En un mensaje final en la Base Aérea Las Palmas, reafirmó que Perú es “tierra de esperanza” por los jóvenes, su biodiversidad y sus costumbres, instó a los peruanos a que “cuiden la esperanza” y pidió: “No se olviden de rezar por mí”.

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